El filósofo del metro dice
Los muertos también
tienen derechos:
déjenlos hablar
En España, la ultraderecha contrataca
Roberto Fuentes Vivar*
Muchas generaciones de mexicanos convivimos con amigos, compañeros de escuela, maestros o simplemente conocidos que llegaron a nuestro país como refugiados españoles o eran hijos de republicanos que tuvieron que salir de la península ibérica para poder sobrevivir y Lázaro Cárdenas les abrió las puertas.
El horror que les hizo huir de su patria es de todos conocido y ha sido explotado en películas, series de televisión y hasta en canciones que todavía hoy se escuchan de repente aquí en Radio Educación, en la voz de Víctor Manuel Patxi Andion, Raimón o Serrat, incluso hasta de Joaquin Sabina quien está de visita en México..
¿Qué está pasando hoy en España que aparece en las primeras planas de diarios de todo el mundo? En síntesis, puede decirse que hay una batalla legal que enfrenta nuevamente a los españoles y que la ultraderecha de ese país, ligada al franquismo y a muchos de los neoespañoles venidos a México en la reconquista económica de México, intenta evitar que sus trapos sucios salgan a la luz pública legalmente.
Concretamente, el juez Baltasar Garzón –quien fue el pilar para llevar a juicio internacional a Augusto Pinochet y quien fue apoyó fundamental para las madres de Mayo de Argentina- es hoy sometido a tres procesos en su contra.
Los tres, iniciados por la ultraderecha y los resquicios del franquismo que quedan en España. Una ultraderecha cada vez más golpeada en su interior y en su supuesta moralidad y ética, por escándalos como el de Los Legionarios de Cristo, los malos manejos del Partido Popular y hasta la corrupción empresarial en sus bancos.
Estos tres procesos lo que intentan es enjuiciar e inhabilitar a Garzón. El objetivo concreto es evitar que continúen las investigaciones que éste juez inició al abrir un poco el expediente de las desapariciones del franquismo.
En el fondo del asunto están los miles de españoles asesinados y enterrados en fosas comunes, muchos de ellos ancestros de esos infantes que conocimos como los Niños de Morelia o familiares de voces académicas que llegaron a nuestro país exiliados. También están por ejemplo los restos Federico García Lorca que gritan ser exhumados e investigados para una sentencia histórica.
A nivel internacional ya se han levantado voces como las de José Saramago y Juan Gelman o las de cineastas como Pedro Almodóvar que exigen se detenga la embestida en contra de Baltasar Garzón.
Desde el punto de vista jurídico, los procesos tienen muchas complicaciones, pero políticamente solo pueden entenderse de una forma: que lo que hace 35 años, al morir Francisco Franco, se enterró con el Pacto de la Moncloa, hoy no se desentierre y cualquier expediente del franquismo permanezca cerrado con siete llaves para que nunca se recupere la memoria histórica.
Ojalá, por el bien de la democracia en España y en el mundo, los intentos de la derecha por satanizar a un juez que ha actuado en la búsqueda de la verdad, se desechen y ojalá también, por el bien de la democracia mundial, se lleven hasta sus últimas consecuencias las investigaciones del franquismo y de algunos asesinatos, como el de García Lorca o el los antepasados muchos españoles cuyos nietos o bisnietos son hoy mexicanos.
Como dice el filósofo del metro: los muertos también tienen derechos. Déjenlos hablar.
*Comentario para Radio Educación/16 de abril de 2010
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