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Friday, April 30, 2010

El filósofo del metro dice:

La congruencia es
una vieja actitud
humana que tiende
a desaparecer


El respeto a los derechos
humanos debe comenar en casa


Roberto Fuentes Vivar*

Antes de comenzar mi comentario quisiera rendir desde aquí un homenaje a Beatriz Alberta Cariño, quien fuera luchadora social y una de las pioneras de la radio comunitaria y quien asesinada en San Juan Copala.


Esta semana ha sido dominada por el proyecto de ley SB 1070 aprobado por la Asamblea de Arizona y que en síntesis criminaliza no sólo la migración sino también la latinidad. El proyecto de la gobernadora Jan Brewer ha despertado el repudio total de algunos sectores en Estados Unidos, por considerarse una medida de tipo electoral que lo busca es ganar votos en las próximos comicios legislativos de nuestro vecino del norte.
Incluso esta mañana el propio Barak Obama, desde la Casa Blanca consideró que se trata de una medida equivocada por su posible violación a los derechos civiles. Por eso pidió al Departamento de Justicia que evalúe la posibilidad de vetar esa ley.
En México, como pocas veces, la ley ha provocado que todos los sectores se unifiquen en su contra. Los Partidos políticos, el Senado y hasta Felipe Calderón han considerado que la Ley Arizona no debe entrar en vigor y hasta han anunciado que usarán toda la fuerza en su poder para echarla abajo.
Lamentablemente, las críticas al gobierno mexicano carecen de validez moral. Incluso Amnistía Internacional pidió al gobierno de de Felipe Calderón ser congruente en sus reacciones en temas migratorios y atender el problema de abusos cometidos en contra de ciudadanos centroamericanos en territorio nacional, como lo hace en la defensa de sus connacionales en Arizona.
Pero no sólo se violan los derechos humanos de centroamericanos en México, sino de los indígenas mexicanos. El caso más ejemplar es el de los triques y lo que sucedió anteayer en San Juan Copala Oaxaca.
Los derechos humanos de los triquis son violados cotidiana y sistemáticamente. Por la lucha por el poder político y económico se han registrado más de mil muertes en años recientes y se calcula que han tenido que emigrar de ahí más de 12 mil indígenas, en su mayoría al Distrito Federal, en donde también sufren discriminación permanente.
Hoy, bajo el régimen de municipio autónomo, los triquis de San Juan Copala reciben el apoyo solidario de decenas de organizaciones no gubernamentales para terminar con la violencia ancestral, las violaciones a los derechos humanos y el saqueo de los bosques que forman parte del patrimonio indígena.
Desgraciadamente, cuando organizaciones civiles como CACTUS (Centro de Apoyo Comunitario Trabajando Unidos) intentan apoyar a una comunidad paran que trabaje de manera autónoma, sus miembros son emboscados, atacados y hasta asesinados.
¿Con que calidad moral el gobierno de Felipe Calderón pide que se respeten los derechos humanos de mexicanos en Arizona, cuando aquí, con hechos como el de San Juan Copala y con la discriminación sistemática y cotidiana de los triquis se violan las garantías individuales?
Como dice el filósofo del metro: La congruencia es una vieja actitud humana que tiende a desaparecer.
Comentario para Radio Educación/30 de abril de 2010

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