El filósofo del metro dice:
Los bolsillos no se
llenan con palabras
La economía como uso electoral
Roberto Fuentes Vivar*
Felipe Calderón parece un hombre desesperado. Un hombre que trata de aferrarse al timón de un barco que se va a pique. En esta semana todos los días ha hecho llamados a la unidad y ha recurrido a indicadores económicos y programas que muchos consideran electoreros para tratar de tapar el agujero que se encuentra en el fondo de la nave.
Sin embargo, la violencia, atribuida a un ser etéreo que nombran crimen organizado y que parece ser un hijo putativo de una madre llamada descomposición social y un padre a quien se conoce solo como modelo económico, mostró uno de sus mayore símbolos de poderío al ser asesinado el candidato priista al gobierno de Tamaulipas.
Además de la violencia se sumaron a la pérdida de control del barco factores meteorológicos como el huracán Alex, elementos deportivos como la eliminación de la selección nacional en Sudáfrica, pues se esperaba que el futbol fuera una distracción social mayor, y hasta las encuestas electorales cuyos resultados ya no se pueden difundir, por ley, pero que demuestran una total incapacidad del partido federal en el poder.
Ante todo esto, Felipe Calderón ha recurrido a presentar casi diariamente y en cadena nacional, a una especie de diario de las buenas noticias económicas.
Así, ha presentado dos programas, que pudo haberse esperado para lanzarlos después de las elecciones del domingo, como la eliminación de la tenencia vehicular –que por cierto beneficia solo a los más ricos y a la clase media con cierto poder adquisitivo- y los cinco puntos de simplificación en el pago de impuestos.
Así también se han presentado anuncios espectaculares como la marca histórica de las reservas internacionales superior a 100 mil millones de dólares, el aumento de 12 por ciento en las remesas familiares, la desinflación en la primera quincena de junio, el crecimiento de las exportaciones manufactureras, el repunte en el crédito y hasta un crecimiento, por primera vez desde la crisis, de la inversión física del gobierno federal.
A todo esto se suman los anuncios de inversión por alrededor de 4 mil millones de dólares que se presentaron a las pocas horas de que fue asesinado el candidato a gobernador de Tamaulipas. Incluso el anuncio más reciente de Felipe Calderón fue el de ayer por la tarde, cuando informó que en el primer semestre se habían cread 500 mil nuevos empleos. Esta información más que ser presentado como algo espectacular, debió de haber sido solo el cumplimiento de su deber o de sus promesas de campaña, cuando se autonombró el presidente del empleo.
En todos los casos en que la economía ha sido utilizada para intentar dar la idea de que el barco en vez de ir a pique sigue el rumbo correcto, Felipe Calderón ha usado todos los medios del estado para contrarrestar la realidad. Y desde luego fueron anunciados, difundidos o simplemente expresados a la sociedad a unos días de las elecciones en 11 estados.
El problema para Felipe Calderón, es que todos estos datos económicos forman parte de estadística que nadie los cree, ni siquiera sus aliados. Por eso, está solo como gran elector y su imagen sigue siendo la del civil disfrazado de militar, con un traje que le queda grande. Como dice el filósofo del metro: los bolsillos no se llenan con palabras.
*Comentario para Radio Educación/2 de julio de 2010
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