El filósofo del metro dice
300 años de corrupción
no nos hacen más libres
Danza de millones por el Bicentenario
Roberto Fuentes Vivar*
Lo sucedido ayer en Extremadura con la estatua erigida a Hernán Cortés, que apareció pintada de rojo en protesta por la forma en que se realizó la conquista de México, lleva a tres puntos muy concretos de reflexión, a un mes de que se celebre la principal fecha del bicentenario.
En primer lugar, de manera breve me surge una pregunta ¿realmente qué festejamos, somos independientes o somos una caricatura de la estatua de Hernán Cortés en la que el conquistador pisa la cabeza de un indígena, sólo que ahora sería la imagen del Tío Sam aplastando la cabeza de todos los mexicanos?
En segundo lugar y un poco relacionado precisamente con esta imagen de supuesta independencia, está que poco más de tercera parte del presupuesto de la Comisión del Bicentenario se destinará a tres empresas extranjeras.
Una de ellas, la que cobrará más (casi 700 millones de pesos con IVA incluido), es la australiana Instantia producciones, será la encargada del espectáculo del 15 y 16 de septiembre. Por cierto que de su contratación los mexicanos nos enteramos por el propietario de esta empresa, Ric Birch, y no por la Comisión del Bicentenario.
Las otras dos son francesas. Una, Royal de Luxe se encargará de explicarnos a los mexicanos la lucha de la Independencia con marionetas gigantes y cobrará casi 300 millones de pesos. La otra Petit France –de la que por cierto no existen referencias en internet- nos dirá cómo fue la Revolución mexicana con un cobro, con impuestos, de más de 90 millones de pesos.
¿Será que los mexicanos necesitamos que extranjeros tengan que venir a contarnos nuestra historia y cobrar más de mil 200 millones de pesos, porque somos incapaces de hacerlos nosotros mismos a pesar de nuestra independencia? En fin…
El tercer punto es la transparencia del dinero que vamos a gastar todos los mexicanos a través del presupuesto en estos festejos. En términos generales, la Comisión del bicentenario comenzó a trabajar con mil 500 millones de pesos. Con el tiempo, el Fideicomiso del Bientenario ascendió dos mil 971 millones de pesos.
Este dinero, oficialmente servirá para realizar mil 700 actividades culturales y artísticas, 287 obras de infraestructura y 20 monumentos emblemáticos.
Esto, sin contar con los 15 millones de pesos que recibió cada entidad para festejar el bicentenario, ni la realización de obras locales o estatales, como la del parque bicentenario en Atzcapozalco que nos costará a los capitalinos dos mil 318 millones.
Pero regresando al Fideicomiso del Buicentenario, de los casi tres mil millones de pesos, mil 100 se fueron para el parque del bicentenario en Guanajuato que se realizó sin licitación pública. De hecho, de los 231 contratos de la Comisión, sólo tres fueron por licitación, tres por invitación restringida y la gran mayoría por adjudicación directa que ha beneficiado a empresas como CIE, o a personajes como Marinela Servitje, la hija de los dueños de Bimbo.
Además de toda esta danza de los millones de gasto público existe otra fuente de ingresos para el bicentenario que es el dinero privado, cuyo monto es imposible de determinar por el momento, pero sí se puede asegurar que todas las grandes empresas aportaron recursos para diversas actividades.
Lo que hay que hacer ahora es transparentar no solo el gasto del fideicomiso y de los gobiernos estatales, sino la aportación privada, aunque hay la idea de que los gastos del bicentenario permanezcan reservados durante dos años. Como dice el filósofo del metro: 200 años de corrupción no nos hacen más libres.
^Comentario Para Radio Educación/13 de agosto de 2010
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