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Friday, September 17, 2010

El filósofo del metro dice

El montaje en los
medios suele producir
verdades a medias


Bicentenario, los mexianos
menos libres de la historia


Roberto Fuentes Vivar*


Hay muchas cosas que platicar acerca de lo que hemos vivido los mexicanos en los tres días más recientes con motivo del bicentenario, pero quizá todo puede resumirse en una frase: festejamos el 15 de septiembre menos libre de la historia.
¿Porqué? Nada menos que porque el montaje de los fastuosos actos conmemorativos impidió, como nunca, el libre acceso de los ciudadanos para dar paso a la imagen de una República mediática.
En el desfile día 15 por Paseo de la Reforma, la sobrevigilancia obligaba a que quienes queríamos verlo nos sometiéramos a constantes revisiones de bolsos y mochilas, incluso cada 50 o 100 metros.
No pude llegar al zócalo, porque se necesitaba casi-casi invitación especial, pero las crónicas publicadas en diarios y comentadas por amigos, me refieren que efectivamente la libertad de movimiento fue casi clausurada y sólo unos cuantos pudieron transitar libremente. Incluso se acabó con la tradición de romería que durante decenios se mantuvo en la Plaza de la Constitución.
En síntesis, desfile y el posterior espectáculo en el zócalo, sólo pudieron ser vistos en vivo, por unos cuantos privilegiados, en los que el gobierno gastó más de 600 millones de pesos. Esto quiere decir que el 99 por ciento de los mexicanos tuvo que contentarse con mirarlo por televisión. Desde luego la televisión no sacó las molestias de ciudadanos que se sintieron agredidos por la sobrevigilancia y porque se les impidió el paso.
Un dato curioso es que el coloso del bicentenario, esa magna estructura que se levantó en la plaza de la constitución y que supuestamente representa al mexicano, se parece mucho a la Vicente Fox, pero con las orejas de Carlos Salinas. Pero ¿cuál es el mensaje de la espada rota en su mano izquierda?. Una amenaza de que la izquierda ya no tiene vela en este entierro del bicentenario o simplemente una puntada del escultor. Quién sabe.
Además de la sobrevigilancia y de que el espectáculo estuvo montado más para la televisión que para los asistentes, también se presentaron en estos días dos hechos que nuevamente ponen en duda la libertad de que supuestamente gozamos los mexicanos. Uno es el ataque a dos periodistas en Ciudad Juárez, uno de ellos fallecido, Luis Carlos Santiago Orozco, quien minutos antes del ataque se reunió con el hijo de un visitador de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Es decir un nuevo ataque a periodistas y probablemente a activistas de las garantías individuales.
El otro hecho es la conferencia de prensa de Alejandro Hernández Pacheco, secuestrado hace unas semanas en un hecho que provocó la ira de Televisa y de Milenio. Ahora resulta que su liberación fue un espectáculo mediático montado por la Secretaría de Seguridad Pública. Además, Hernández Pacheco ya no trabaja en Televisa y hasta pidió asilo político, tras sus declaraciones.
Si es verdad que ese montaje fue realizado sólo para los medios, estamos en una situación bastante grave, pues al igual que los festejos bicentenarios todo lo que se hace en este país es un gran espectáculo televisivo. Como dice el filósofo del metro: los medios suelen producir verdades a medias.

*Comentario para Radio Educación/17 de septiembre de 2010

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