El filósofo del metro dice:
Tras el fracaso de encuestas
devuélvanme mi realidad
¿Hasta dónde mienten los
indicadores económicos?
Roberto Fuentes Vivar*
El fracaso de las casas encuestadoras en las elecciones del domingo pasado, es un buen pretexto para analizar la forma en que los mexicanos somos sistemática y permanentemente engañados de nuestra propia realidad.
Quizá este fracaso en las mediciones de la opinión pública sirva para que las autoridades se den cuenta de que la mayoría de los mexicanos no creemos en los resultados de muchos indicadores que se basan en encuestas.
¿Por ejemplo, cree usted querido readioescucha que el desempleo en México sea de sólo 5 por ciento como o pregona el Instituto nacional de Estadística y Geografía, el INEGI?
Antes de comentar los diversos indicadores económicos que se basan en encuestas y cuyos resultados definitivamente pueden estar cuchareados como se le llama a la manipulación de cifras en el argot de los encuestadores, vale la pena mencionar la importancia que han tenido las mediciones para la toma de decisiones.
El boom de las encuestas en años recientes comienza con Carlos Salinas de Gortari, quien a través de quien actuó casi como vicepresidente de la República, Joseph Marie Cordova, tenía un ejército de encuestadores dirigido por Ulises Beltrán.
Los resultados eran estudiados y analizados por Córdova para presentar a Salinas las sugerencias sobre cómo gobernar. Nada más como anécdota vale la pena mencionar que cuando las encuestas mencionan un alto grado de aceptación de Salinas se comenzó a especular sobre la posibilidad de una reelección.
A partir de ahí periódicos, televisoras, organismos empresariales y el propio gobierno federal comenzaron a utilizar las encuestas para su toma de decisiones, mientras que encuestadoras independientes ganaban espacios públicos con la presentación de resultados.
Ahora, tras el fracaso de las encuestadoras en las elecciones, vale la pena analizar hasta dónde los indicadores mexicanos se basan en las encuestas para mostrarnos una realidad que en la mayoría de los casos nos es ajena.
Ya lo mencionábamos al principio del comentario. La medición del desempleo se realiza a través de una encuesta llamada encuesta nacional de ocupación y empleo. Pero hay muchos otros indicadores que también tienen como principios las encuestas o sistemas similares.
Por ejemplo, el Índice Nacional de Precios al Consumidor que se mide a través no de una encuesta, sino de una medición que puede ser tan manipulable como una encuesta ¿A poco cree el auditorio que los precios suben menos de uno por ciento al mes?
Nada más para fortalecer la tesis de cómo los indicadores económicos se basan en encuestas, vale la pena mencionar los que salieron esta semana.
La encuesta del Banco de México entre grupos de analistas que arrojó resultados como que habrá un alto crecimiento y una baja inflación en este año, BIMSA presentó el Índice Nacional de Confianza del Constructor, el INEGI y el Banco de México dieron a conocer el Índice Nacional de Confianza del Consumidor, el INEGI mostró su índice de confianza del productor.
Todos estos indicadores son realizados con base en encuestas y ayudan a tomar las decisiones que se toman al más alto nivel en el país, pero al igual que las encuestas electorales, no están exentos de fallas.
No sería conveniente que el gobierno federal y los organismos autónomos como el INEGI y el Banco de México dudaran de sus resultados tras el fracaso de las encuestas. Como dice el filósofo del metro: Yo no existo soy virtual, mejor devuélvanme mi realidad.
*Comentario para Radio Educación/ 6 de julio de 2012
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