El filósofo del metro dice:

Nuevamente las
empresas atropellan
derechos ciudadanos

Los parquímetros, otra
privatización a toda ley

Roberto Fuentes Vivar*

El domingo se va a realizar una consulta ciudadana para que los vecinos de las colonias Roma y Condesa voten sobre si están a favor en contra de los parquímetros. Hay tres puntos que vale la pena analizar, del asunto de los paqrímetros.


En primer lugar se encuentra la mala planeación de una ciudad, que por motivos principalmente de corrupción ha crecido sin ton ni son. Dentro de este punto, las autoridades han permitido la instalación de cientos, quizá miles de oficinas en la capital sin cumplir con sus obligaciones como contar con suficientes lugares de estacionamiento para sus empleados. Además hay que ver cómo se ha modificado el uso de suelo para que los constructores hagan sus obras sin tener en cuenta el entorno social. Al respecto vale la pena mencionar, por ejemplo, una obra de más de 40 pisos que ya fue aprobada enfrente de Chapultepec y en una de los cruceros de mayor densidad de transito automovilístico, la confluencia de Marino Escobedo y el circuito interior.

Dentro de la mala planeación, se encuentra otro asunto. Las autoridades federales siguen empeñadas en aumentar la venta de coches como un símbolo de mejoría económica del país, sin importárles la saturación de vehículos en el Distrito Federal, ni los programas para desincentivar el uso de automóviles. Por eso todos los días ingresan al Distrito Federal miles de vehículos del estado de México que no tienen dónde estacionarse.

Otro de los puntos que ha dejado en claro el asunto de los parquímetros es que la Ley de Participación Ciudadana es prácticamente letra muerta y se presta sobre todo a actos de corrupción. Cuando hace poco más de dos años se realizaron las votaciones para los comités ciudadanos hubo una participación mínima de la sociedad. Voy a poner un ejemplo, en la colonia Anzures, que es la que más se ha opuesto al uso de parquímetros, sólo votaron siete personas por lo que prácticamente todos quedaron incluidos en el comité ciudadano. Con el asunto de los parquímetros, el representante de los vecinos quedó rebasado por los vecinos descontentos.

En Polanco sucede lo mismo y los representantes del comité ciudadano toman decisiones sin consultar a los vecinos, lo que puede prestarse a actos de corrupción.

Precisamente por esta baja calidad en la representación es que las autoridades pueden actuar de manera discrecional. En este sentido vale la pena mencionar que el actual reglamento de los parquímetros fue promulgado con un espíritu meramente empresarial y en contra de los vecinos. Tras las protestas de vecinos de Anzures, Cuauhtémoc, Roma y Condesa las autoridades accedieron a una modificación que podría presentarse en los próximos días en la que supuestamente se dará mayor enfoque vecinal al normamiento.

Un tercer punto que hay que señalar de los parquímetros y que poco se ha mencionado es que trata simple y llanamente de una privatización. En este caso del espacio público que queda concesionado a una empresa.

Por eso precisamente es un gran negocio. Tan sólo en lo que llevan en operación los parquímetros en Polanco se han recaudado –según la empresa privada que los administra, Ecopark- unos 300 millones de pesos, sin contar lo que se ha recaudad en la colonia Cuauhtémoc, ni lo que se recaudará en otras colonias y delegaciones, pues el programa abarca prácticamente todo el Distrito Federal, con lo que la recaudación podría llegar a más de cinco mil millones de pesos anuales.

Ya para terminar, déjenme contarles una anécdota. En una gira por la colonia Anzures, el delegado de Miguel Hidalgo, Víctor Hugo Romo reiteró en varias ocasiones un discurso en contra de los franeleros que se han apropiado de las calles. De repente, encontramos un franelero que apartaba lugares con burros metálicos y tubos incrustados en el pavimento. Tenía un chaleco de Televisa y un permiso de Televisa. El delegado solo dijo: todo esta en orden, vámonos. Como dice el filósofo del metro: nuevamente una empresa atropella derechos ciudadanos.

*Comentario para Radio Educación/ 18 de enero de 2013