El filósofo del metro dice:

La divisa de este sexenio
no es creced y multiplicaos,
sino retroceded y dividíos

La economía, de mal en peor

Roberto Fuentes Vivar*

Esta semana fue de temblores de tierra, pero también de temblores políticos y económicos. Definitivamente el más fuerte fue el terremoto económico. Todos los datos presentados por el gobierno hablan de una desaceleración tan grave que amenaza con convertirse en recesión.


Vamos por partes, desde hace varias semanas la mayor parte de las casas de análisis económico, incluyendo los grandes bancos habían reducido las expectativas de crecimiento económico para este año a niveles de entre dos y tres por ciento.

Sin embargo, el martes de dio a conocer el informe del INEGI acerca del crecimiento del Producto Interno Bruto en el segundo trimestre del año y ¡Oh decepción! Los analistas se dieron cuenta de que por la economía estaba peor de lo que esperaban.

En síntesis, en el segundo trimestre la economía no sólo no creció sino que retrocedió 0.74 por ciento con respecto al trimestre anterior, aunque tuvo un raquítico avance de 1.5 por ciento con relación al mismo periodo del año pasado.

Para no aburrir con muchos datos sólo hay que mencionar dos: en el primer semestre del año la economía creció 1.0 por ciento, pero la industria que es el motor de la economía retrocedió 1.1 por ciento.

Por eso, tras conocerse esta información, la Secretaría de Hacienda redujo su pronóstico de crecimiento para México de 3.1 a 1.8 por ciento. Esto quiere decir que si bien nos va el país va a crecer apenas la mitad del 3.5 por ciento que se planeó en los criterios generales de política económica para este 2013.

Tras la baja de Hacienda han venido nuevas proyecciones que ubican hasta en 1.5 por ciento el crecimiento económico para este año.

Para colmo, al día siguiente de que se dio a conocer el PIB del primer semestre, el mismo INEGI informó que las ventas en junio tuvieron un fuerte descenso de hasta 8 por ciento al por mayor. Con este se cumplieron cuatro meses con una tendencia descendente. Esto significa que además de la industria el comercio también está contraído el mercado interno, mientras que las exportaciones –pilar de la economía- están estancadas. Todo esto ocasiona una cuestión muy sencilla: los mexicanos no tenemos dinero para comprar ni siquiera lo indispensable.

Además, hoy se presentaron ya los primeros datos del tercer trimestre. Concretamente el desempleo se ubicó arriba del año pasado y también fue superior al mes de junio. Fuera de las cifras –que nadie cree porque oficialmente sólo está desempleada el 5.12 por ciento de la población económicamente activa- el asunto es grave, pues en junio sólo se crearon, ante el IMSS 27.8 mil empleos, la mitad de los 59 mil empleos por mes que se generaron el año pasado entre enero y julio.

¿Por qué esta situación y a que se atribuye esta crisis a principio de sexenio? Al respecto hay varias respuestas. Una es que se trata de la maldición del PRI, pues hay que recordar que el último presidente priista antes de Enrique Peña Nieto, Ernesto Zedillo, tuvo también un primer año de crisis con una caída de 6.9 por ciento, por la devaluación y a los errores de diciembre.

Otra de las posibles causas, un poco maquiavélica, pero así lo comentan en privado algunos economistas, es que el gobierno –a través por ejemplo de la contracción del gasto público- está haciendo que la economía toque fondo, para que la sociedad vea en las llamadas reformas estructurales la única vía para salir de la crisis y finalmente de su consentimiento para que se realicen.

Una tercera es que definitivamente la economía se les salió de las manos al equipo de notables dirigidos por el secretario de Hacienda, Luis Videgaray. Esto es quizá más grave, pues lo que nos espera puede ser bastante peor. Como dice el filósofo del metro: la divisa de este sexenio no es creced y multiplicaos, sino retroceded y dividíos.

*Comentario para Radio Educación/23 de agosto de 2013