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Friday, September 13, 2013

El filósofo del metro dice:

Cuando hasta el pozo
se ahoga, no queda
más que salvarse

¿Salvará la economía el plan de EPN?

Roberto Fuentes Vivar*

Enrique Peña Nieto y el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, presentaron esta mañana una inyección de recursos por 27 mil millones de pesos para reactivar el crecimiento económico. El dinero será para obras de infraestructura, vivienda y créditos en los estados. La idea es que se utilice de inmediato y con ello pueda retomarse el crecimiento.
Vale la pena analizar el contexto en el que se presenta este programa urgente. Primero que nada hay que señalar que  prácticamente todos los analistas han puesto en duda la posibilidad de crecimiento en este año y han mencionado la posibilidad de una recesión.
En días pasados el secretario de hacienda dijo que la carencia de inversión y gasto públicos en este año se debía precisamente a la desaceleración, a lo que el Banco de México respondió que la falta de gasto público fue uno de los motivos para la desaceleración.
Es decir que nuevamente comienzan a presentarse ciertas diferencias entre el banco de México y la secretaría de Hacienda, al grado de que fue notoria la ausencia del gobernador del Banco Central, Agustin Carstens en la presentación de la reforma hacendaria.
Fuera de estas posibles diferencias la realidad es que el país no crece y el gasto público no se ha ejercido, por lo que estos 27 mil millones de pesos, podrían ser el inicio de una nueva política en la que el gasto público se convierta en uno de los pilares del crecimiento.
De hecho, la reforma hacendaria que presentó Peña Nieto el domingo pasado tiene muchos elementos en este sentido y por eso ha causado malestar en muchos grupos que habían permanecido intocables.
Hay que reconocer que por primera vez un presidente nos hace caso, pues desde hace varios años aquí en radio educación  hemos recomendado gravar las operaciones bursátiles, utilizar el gasto público como elemento para el crecimiento económico yvoltear los ojos al mercado interno.
En estos tres aspectos, la reforma hacendaria hizo caso a un segmento de la población que desde hace años ha propugnado porque quienes ganan más dinero paguen impuestos y por romper el esquema de que la única que puede hacer crecer el país es la inversión extranjera.
La reforma hacendaria, elimina los beneficios fiscales-no todos, pero sí es un buen principio- para los mexicanos más ricos y los lineamientos de política económica para 2014,  eliminan la receta de cero déficit fiscal, para promover un endeudamiento público equivalente a 1.5 por ciento del Producto Interno Bruto.
Este se debe básicamente a que durante los primeros nueve meses de este año el país ha estado frenado. Las clases medias han sufrido uno de los peores años de la historia y las mayorías en pobreza han tenido que sobrevivir gracias a préstamos familiares o ajustes casi imposibles en el cinturón.
Tanto la reforma hacendaria, como el plan presentado hoy parecen dar un viraje a la política económica y, por primera vez en décadas, se intenta –al menos en el papel- priorizar el mercado interno para generar crecimiento.

Ojalá los planes no sólo sean de escritorio, sino que realmente salgan a la calle y el gasto público comience a ejecutarse de manera inmediata. Los mexicanos, todos, así lo deseamos. Como dice el filósofo del metro: en México ya hasta el pozo se había ahogado.

*Comentario para Radio Educación/ 13 de septiembre de 2013

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