El filósofo del metro dice:
Cuando hasta el pozo
se ahoga, no queda
más que salvarse
¿Salvará la economía el plan de EPN?
Roberto Fuentes Vivar*
Enrique
Peña Nieto y el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, presentaron esta mañana
una inyección de recursos por 27 mil millones de pesos para reactivar el
crecimiento económico. El dinero será para obras de infraestructura, vivienda y
créditos en los estados. La idea es que se utilice de inmediato y con ello
pueda retomarse el crecimiento.
Vale
la pena analizar el contexto en el que se presenta este programa urgente.
Primero que nada hay que señalar que
prácticamente todos los analistas han puesto en duda la posibilidad de
crecimiento en este año y han mencionado la posibilidad de una recesión.
En
días pasados el secretario de hacienda dijo que la carencia de inversión y
gasto públicos en este año se debía precisamente a la desaceleración, a lo que
el Banco de México respondió que la falta de gasto público fue uno de los
motivos para la desaceleración.
Es
decir que nuevamente comienzan a presentarse ciertas diferencias entre el banco
de México y la secretaría de Hacienda, al grado de que fue notoria la ausencia del
gobernador del Banco Central, Agustin Carstens en la presentación de la reforma
hacendaria.
Fuera
de estas posibles diferencias la realidad es que el país no crece y el gasto
público no se ha ejercido, por lo que estos 27 mil millones de pesos, podrían ser
el inicio de una nueva política en la que el gasto público se convierta en uno
de los pilares del crecimiento.
De
hecho, la reforma hacendaria que presentó Peña Nieto el domingo pasado tiene
muchos elementos en este sentido y por eso ha causado malestar en muchos grupos
que habían permanecido intocables.
Hay
que reconocer que por primera vez un presidente nos hace caso, pues desde hace
varios años aquí en radio educación hemos recomendado gravar las operaciones
bursátiles, utilizar el gasto público como elemento para el crecimiento
económico yvoltear los ojos al mercado interno.
En
estos tres aspectos, la reforma hacendaria hizo caso a un segmento de la
población que desde hace años ha propugnado porque quienes ganan más dinero
paguen impuestos y por romper el esquema de que la única que puede hacer crecer
el país es la inversión extranjera.
La
reforma hacendaria, elimina los beneficios fiscales-no todos, pero sí es un
buen principio- para los mexicanos más ricos y los lineamientos de política
económica para 2014, eliminan la receta
de cero déficit fiscal, para promover un endeudamiento público equivalente a
1.5 por ciento del Producto Interno Bruto.
Este
se debe básicamente a que durante los primeros nueve meses de este año el país
ha estado frenado. Las clases medias han sufrido uno de los peores años de la
historia y las mayorías en pobreza han tenido que sobrevivir gracias a préstamos
familiares o ajustes casi imposibles en el cinturón.
Tanto
la reforma hacendaria, como el plan presentado hoy parecen dar un viraje a la
política económica y, por primera vez en décadas, se intenta –al menos en el
papel- priorizar el mercado interno para generar crecimiento.
Ojalá
los planes no sólo sean de escritorio, sino que realmente salgan a la calle y
el gasto público comience a ejecutarse de manera inmediata. Los mexicanos,
todos, así lo deseamos. Como dice el filósofo del metro: en México ya hasta el
pozo se había ahogado.
*Comentario para Radio Educación/ 13 de septiembre de 2013
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