El filósofo del metro dice:
La televisión debe:
divertir sin denigrar,
informar sin saturar y
hacer cultura sin aburrir
El contexto en el que se presenta
la presión a Carmen Aristegui
Roberto Fuentes Vivar*
Primero que nada déjenme manifestar mi solidaridad con
Carmen Aristegui en estos momentos.
Cuál es el contexto en el que se presenta todo este
caso: aquí van algunos datos que vale la pena mencionar acerca de lo que ha
sucedido esta semana en materia mediática.
En primer lugar, Enrique Peña Nieto cambió de director
de comunicación social y entregó todo el poder a un solo hombre, Eduardo
Sánchez, un personaje que había fungido como vocero y como subsecretario de
gobernación encargado de la relación del gobierno con los medios de comunicación.
Se trata de un personaje cercano a Luis Videgaray y de quien puede preverse un
endurecimiento para mantener el control de la información.
Segundo, esta misma semana el Instituto Nacional
Electoral dictaminó que las dos grandes cadenas de televisión, Televisa y TV
Azteca, puedan cobrar a las empresas de televisión de paga, específicamente a
Dish, de la familia Vargas, por las pautas que elaboren con material de los
partidos políticos. Esto, en términos generales, quiere decir que el duopolio
televisivo quiere obtener por la vía de Dish, el dinero que durante muchos años
obtuvo por la transmisión directa de los spots de los partidos políticos. Por
cierto, hoy mismo hay una reunión en el Instituto Electoral para escuchar las
diferentes versiones y Dish pidió que el INE no se dejara presionar por el
duopolio televisivo y que fuera una sesión abierta, pero no fue escuchada.
Tercero, esta misma semana se dio a conocer que
Francisco Aguirre de Radio Centro y Olegario Vázquez Aldir, de Grupo Imagen, obtuvieron
las concesiones para sendas cadenas de televisión abierta, en un concurso poco
ortodoxo, pues solo había dos postores para dos cadenas, luego de que otros
varios participantes fueron dejando atrás el interés por competir en materia
televisiva.
Dentro de este contexto, se presentó esta mañana el
cese de los dos reporteros investigadores que sacaron a la luz pública el
asunto de la Casa Blanca.
Fuera de los pormenores del caso concreto de Carmen
Aristegui, vale la pena detenernos un poco en los otros asuntos. ¿Por qué el Instituto
Electoral pretende cobrar a Dish y no a otros operadores por la señal que por
obligación tiene que transmitir en televisión abierta referente a las
elecciones federales? ¿Es una maniobra orquestada por el PRI, en conjunto con
el duopolio televisivo? ¿La intención del gobierno es finalmente presionar a la
familia Vargas para que entre al aro y difunda únicamente materiales que
beneficien a la imagen del gobierno actual?
La respuesta a todas estas preguntas parece ser un sí
rotundo y habrá que ver la respuesta del Instituto Electoral en la reunión que
sostienen precisamente en estos momentos con los representantes de Dish y de
Televisa y TV Azteca.
Por otra parte, sí se dio a conocer que dos
empresarios ya ligados a los medios de comunicación obtuvieron una concesión de
Televisión. Aquí la pregunta que subyace es la siguiente ¿presentarán nuevos
contenidos o simplemente contratarán a técnicos y profesionales de Televisa y
TV Azteca para competir contra el duopolio televisivo con los mismos contenidos
y con los mismos vicios?
Vale la pena hacer algo de historia. En 1993 cuando
Carlos Salinas de Gortari privatizó canal 13 y canal 7 a favor de su paisano
Ricardo Salinas Pliego, se crearon expectativas de que podría generarse una
nueva televisión. A poco más de 20 años lo que es ahora televisión azteca no
cumplió con esas expectativas y no sólo no mejoró los contenidos, sino que se
alió con su competidor, Televisa.
Algo más de historia, Olegario Vázquez adquirió
estaciones radiodifusoras en hace 10 años, en 2004, compró Excélsior en 2006 y
Canal 28 en 2007. En todos estos años ha sido incapaz de crear una alternativa
mediática diferente. Por el contrario, destruyó lo poco que quedaba de Excélsior.
Francisco Aguirre ha sido radiodifusor desde 1952 e
incursionó en la televisión con canal 13 antes de que pasara a manos del
estado.
Estos dos personajes serán capaces de crear una nueva
televisión. Lo dudo y como dice el filósofo del metro, pirateándose a Juan José
Arreola: la televisión debe informar sin saturar, divertir sin denigrar y hacer
cultura sin aburrir.
Comentrio para Radio Educación/ 13 de marzo de 2015
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