El filósofo del metri dice:E
En Washington, el burro
sabe hablar de orejas
Con qué ética el FMI y el
Banco Mundial premian a
México con estrellitas
Roberto Fuentes Vivar*
En
estos momentos se desarrolla en Washington, la reunión conjunta de primavera
del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, en donde México ha
comenzado a recibir las estrellitas anuales de buena conducta, a pesar de que todos
los estudios de ambos organismos señalan que la economía de nuestro país deja
mucho que desear.
En
información previa a la reunión, el Fondo Monetario Internacional redujo las
expectativas de crecimiento de México, mientras que el Banco Mundial señaló que
las reformas de Enrique Peña Nieto aún no tienen beneficios para la población.
Los
datos económicos en nuestro país siguieron a la baja y como muestra se
encuentran los índices de confianza empresarial que cada día descienden más.
Por ejemplo esta semana se presentó el Indice de Confianza de los
Constructores, que se encuentra en un nivel inferior a 50 puntos base, el peor
comportamiento en tres años.
Sin
embargo, el FMI y el Banco Mundial siguen apostando a México que ha cumplido a
pie juntillas todas sus recetas y, desde luego Enrique Peña Nieto, está feliz
porque supuestamente cada día llega más inversión extranjera.
Hoy
estuvo con los directivos de la Ford y hace unos días con los de la Toyota y en
ambos casos hubo festejo, por el aumento de inversiones. Sin embargo, como
México sigue las recetas del FMI y el Banco Mundial, no todo es color de rosa.
Mientras
en Los Pinos se festeja la inversión automotriz, en Guanajuato –lugar en donde
operan plantas Ford y Toyota- extrabajadores de la armadora Mazda siguen
denunciando una nueva forma de esclavitud en México, la de los trabajadores de
esa industria.
Según
narraron desde que iniciaron hace dos días una campaña de denuncia, en Mazda,
los trabajadores se convulsionan por las largas jornadas de trabajo, pero los
capataces –como si fuera la Inglaterra del siglo 18- piden que los enfermos
sean retirados por sus compañeros, pero sin afectar la línea de producción.
Tan
sólo de Mazda han sido despedidos 20 trabajadores por denunciar atropellos
laborales como acoso sexual, jornadas de trabajo fuera de las leyes mexicanas,
condiciones que llevan a los obreros a sufrir problemas de tendones y de
columna.
Pero
en Los Pinos solo existe la realidad de la inversión como las dos anunciadas en
esta semana en Toyota y Ford. Claro, por esta ceguera, en Washington recibirá
nuevamente estrellitas de buena conducta por parte del FMI y el Banco Mundial.
Pero
¿quiénes son los que otorgan esas estrellitas a México? Son, por ejemplo, el
exdirector gerente del FMI, Rodrigo Rato a quien hoy en España un juez ordenó
que se bloquearan sus cuentas porque se le investiga de un delito similar al
lavado de dinero, al enviar fuertes cantidades a paraísos fiscales.
Son
personajes como Christine Lagarde, la actual directora gerente del mismo FMI, a
quien desde el año pasado investiga la justicia francesa por
"negligencia" cuando era ministra de Economía en la adjudicación de
403 millones de euros que el gobierno de Sarkozy suscribió como reparación por
las supuestas pérdidas que sufrió el empresario Bernard Tapie, amigo del
entonces presidente de la República, en la venta de Adidas por parte del Crédit
Lyonnais.
Son
también personas como Dominique Strauss-Kahn, también expresidente del FMI;
quien fue acusado de abuso sexual a una camarera del hotel donde se hospedaba
en Nueva York, además de que en Francas fue detenido por acusaciones de
proxenetismo agravado e implicación.
Son
personajes como Paul Wolfowitz, exdirector del Banco Mundial, quien enfrentó un
escándalo durante su mandato porque otorgó a su novia altos salarios (casi 200
mil dólares libres de impuestos) pagados por el propio Banco Mundial, a costa
de las cuotas de socios como México.
Ese
tipo de personajes son los que dictan las normas de ética financiera que
nuestro país sigue sin enmendarles ni una coma. Por eso, Enrique Peña Nieto
aplaude la inversión automotriz, pero olvida los derechos de los trabajadores.
Como dice el filósofo del metro: En Washington, el burro sabe
hablar de orejas.
*Comentario para Radio Educación/17 de abril
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