El filósofo del metro dice:
Como siempre, el último
de la fila es el que paga
Mexicanos pagaremos dos
veces la tormenta financiera
Roberto Fuentes Vivar*
El
gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, dijo ayer ante legisladores
que el país cuenta con “un arsenal” de 270 mil millones de dólares “para
enfrentar cualquier contingencia que se pudiera presentar”, como una posible
salida de capitales o una mayor depreciación del peso frente al dólar debido a
la crisis financiera global.
Poco
después el secretario de Hacienda, en varios programas radiofónicos sostenía
una tesis muy similar en el sentido de que el país está preparado para hacerle
frente a las adversidades.
Las
declaraciones de los dos jefes de la economía y las finanzas nacionales puede
decirse que buscan un efecto tranquilizador para los mercados. Sin embargo, son
también una advertencia de que pueden venir tiempos peores.
Concretamente,
el hecho de que Carstens hable de una posible salida de capitales, quiere decir
que este año seguramente la fuga de divisas será mayor a los 27 mil millones de
dólares anuales que se han registrado en los dos años anteriores.
Curiosamente,
las declaraciones de los titulares del Banco de México y Hacienda, se
presentaron en el momento en que el INEGI daba a conocer el Índice General de
la Actividad Económica (el IGAE o el superíndice mexicano) que señalaba que
continúa la contracción económica, con fuertes caídas por ejemplo en la
agricultura.
Sin
embargo, hay señales contradictorias en la economía, pues hoy el propio INEGI
daba a conocer los reportes mensuales del comercio y del sector servicio y en
ambos casos se señala un crecimiento incluso mayor que el que esperaban los
analistas.
A
esto hay que agregar que la mayor parte de los reportes que han presentado las
empresas a la Bolsa Mexicana de Valores, hablan de un crecimiento en las
utilidades, incluso hasta de 60 por ciento en algunos casos.
Los
reportes económicos en términos generales señalan que sí hay un freno a la
economía, pero no es tan grave como pudiera pensarse, pues las empresas siguen
ganando y son las que pueden provocar precisamente una fuga de capitales porque
las bajas tasas de interés nacionales no son tan atractivas para los
inversionistas como en otros países.
Lamentablemente,
como siempre, en esta crisis, esta tormenta o esta pulmonía, porque incluso el
propio Carstens ya no ve un catarrito sino algo bastante mayor en los próximos
meses, los más afectados seremos los mexicanos de a pie.
Dos
ejemplos concretos en este sentido. En sector servicios, que hoy reportó el
INEGI se indica que en términos generales hay un avance, pero las
remuneraciones a los trabajadores descendieron 1.2 por ciento en comparación con
el mismo mes del año pasado.
En
el comercio al por menor, también reportado hoy se indica que los ingresos de
las tiendas crecieron 5.5 por ciento, pero las remuneraciones cayeron 2.1 por
ciento, lo que significa que los trabajadores siguen ganando menos, mientras
que las empresas aumentan sus utilidades.
Esta
tesis de que los trabajadores son los que cargan la maleta mayor del equipaje
económico con todo y sus tormentas, se fortalece con algunas comparaciones
internacionales. Concretamente la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económicos, dio a conocer su estudio anual sobre el trabajo en el
mundo, en el cual se indica que los mexicanos somos los más trabajadores del
mundo, con un promedio de 2,237 horas por año, mientras la media de la OCDE es
de 1,770 horas.
En
otro estudio del mismo organismo, dirigido ahora por el Ángel de la
dependencia, José Ángel Gurría, se señala que en nuestro país se pagan los
salarios más bajos del mundo con 60 centavos de dólar por hora, contra 8
dólares en Estados Unidos o 15.2 dólares en Australia.
Lo
preocupante es que Carstens prevé ya una salida de capitales y para enfrentarla
están las reservas internacionales y algunas líneas de crédito del Fondo
Monetario Internacional. Si, como lo prevé el gobernador del Banco de México, se
utilizan esos préstamos, seguramente todos los mexicanos, terminaremos pagándolos
dos veces.
Una
por medio de los bajos salarios que permitieron a los grandes empresarios tener
utilidades y dólares para invertir en el extranjero. Otra porque si hay
préstamos todos tendremos que pagarlos. Como dice el filósofo del metro: Como
siempre el último de la cola es el que paga.
*Comentario para Radio Educación/ 24 de abril de 2015
0 Comments:
Post a Comment
<< Home