El filósofo del metro dice:
La miel empalaga
pero no alimenta
AMLO debe cuidarse
de la iniciativa privada
Roberto Fuentes Vivar*
Lo que ha sucedido esta semana tras el triunfo de
Andrés Manuel López Obrador va a merecer profundos análisis a posteriori. Por varias
razones, entre ellas que han aparecido palabras políticas que parecían haberse
olvidado en años recientes como la cargada, el besamanos y la luna de miel.
Aun cuando López Obrador no ha sido declarado
presidente electo, son muchos los sectores que intentan acercarse a él o ya lo
han hecho, para tratar de sacar provecho en un futuro, como es el caso de la
iniciativa privada.
Antes de asistir con los empresarios, López Obrador
se reunió con Enrique Peña Nieto, lo cual es una muestra del espíritu de
reconciliación, lo cual fue un hecho trascendente para tratar de frenar la
polarización de la sociedad.
En las dos reuniones, tanto la de palacio Nacional
con peña Nieto, como en la del hotel camino real con los empresarios, el tema
principal fue la economía.
En este sentido hay que recordar que buena parte del
triunfo de López Obrador se debió a que la sociedad mexicana demandó en las
urnas un cambio en la política económica. Al respecto, análisis realizados por
Intélite y varios grupos encuestadores, señalan que tres de cada cuatro mexicanos
reprueba el sistema económico actual e incluso sólo 24 por ciento está de
acuerdo con las reformas estructurales, siendo la más odiada la energética.
Bajo este contexto se realizó la reunión entre el
próximo presidente y el Consejo Coordinador Empresarial, en el que fue interesante
ver a personajes cómo personajes que durante 12 años se encargaron de denostar
a López Obrador ahora la aplauden.
En la reunión con empresarios se acordó un proyecto
para ofrecer empleo a dos millones 600 mil jóvenes. El esquema será que las
empresas contratarán a estos jóvenes como aprendices y les pagarán alrededor de
3,500 pesos mensuales, lo que requiere 110 mil millones de pesos anuales que
saldrán del erario público.
Tras la reunión, Alfonso Romo, quizá el personaje
más cercano a Lopez Obrador dijo que la iniciativa privada y el próximo
presidente se encuentran en plena luna de miel. Y es aquí en donde hay que
tener cuidado, porque el empresariado mexicano está acostumbrado a tener lunas
de miel con el presidente en turno que terminan en divorcios traumáticos,
porque los empresarios nunca quedan satisfechos con lo que les dan.
Así sucedió con Luis Echeverría, con José López
Portillo y más recientemente con Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
Basta ver, en este último caso cómo el Ìndice de Confianza Empresarial que mide
el INEGI pasó de 56.1 al inicio de su sexenio a 49.3 puntos en este año, a
pesar de todas las concesiones otorgadas por el Poder Ejecutivo en este sexenio
El único periodo en que la luna de miel se mantuvo
estable fue con Miguel de la Madrid, Carlos Salinas y Ernesto Zedillo, cuando existieron
los pactos para contener los salarios y liberar precios en beneficio del
empresariado.
Hoy, la ambición empresarial se pone nuevamente de
manifiesto, porque con el programa de López Obrador tendrán una especie de
subsidio de 110 mil millones de pesos para aumentar su planta laboral y
mantener bajos salarios. Incluso, el presidente del CCE, Juan Pablo Castañón, negó
la autoría de López Obrador en este programa, pues dijo que el próximo presidente
apoyará un proyecto planeado por este organismo en 2013 y pactado con la SEP en
febrero de 2017 llamado programa de formación dual.
Es decir que en esta luna de miel nuevamente la
voracidad de la iniciativa privada intenta sacar provecho del gobierno, sin poner
nada a cambio. Es como una esposa insatisfecha que se luce con el dinero del
marido, pero amenaza de abandonarlo si no le cumple sus caprichos. Dice el
filósofo del metro: la miel empalaga pero no nutre.
*Comentario para Radio Educación/6 de julio de 2018
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