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Friday, August 24, 2018

El filósofo del metro dice:

Pagar más por menos
también es inflación

Nueva metodología del INPC
sigue alejada de la sociedad

Roberto Fuentes Vivar*


Los dos últimos días han sido bastante negativos para el gobierno de Enrique Peña Nieto, porque se está acercando cada vez el final de su sexenio y dos de las principales variables macroeconómicas se encuentran peor de lo que se esperaba.
Esta mañana se dio a conocer que el Producto interno Bruto descendió 0.2 por ciento en el segundo trimestre del año, el doble de la caída que el propio INEGI había anticipado y que mostraba una baja de 0.1 por ciento.
Mientras tanto, ayer se dio a conocer la inflación de la primera mitad de agosto con un nuevo año base y con un nuevo modelo de medición. La cifra del aumento en el Índice Nacional de Precios al Consumidor fue de 4.81 por ciento y sorprendió a todos los analistas que esperaban un dato menor.
Con estos dos datos, la inflación y el producto Interno bruto, se confirma que el gobierno de Enrique Peña Nito va a tener uno de los peores desempeños de los más recientes sexenios con un crecimiento de la economía anual promedio de apenas 2.0 por ciento y una inflación anual superior a 4 por ciento, lo que ubica a este sexenio con menor crecimiento y mayor aumentos de precios que con Vicente Fox y Felipe Calderón.
Luego de esta introducción general, quisiera referirme al caso de la inflación y su nueva forma de medirla. En primer lugar, la nueva medición abarca más productos: 299 genéricos en vez de 283, también incorpora 10 productos y nueve ciudades más.
Esto, en principio podría considerarse alentador para que la sociedad viera reflejada la situación familiar en la carestía medida por el Indice Nacional de Precios al Consumidor.
En este sentido sí existen algunas cuestiones que muestran una realidad, como el aumento a las colegiaturas que subieron 5.10 por ciento y registraron la mayor alza en 10 años. Sin embargo, los padres de familia que tuvieron que hacer esfuerzos para mandar a sus hijos a una escuela particular se preguntan: ¿realmente subieron solo cinco por ciento las colegiaturas? porque su bolsillo resintió un golpe bastante mayor.
Otro de los elementos que más suben son los energéticos y las tarifas autorizadas por el gobierno que tan solo en los primeros quince días de agosto su variación anual fue de 13.51 por ciento. Los usuarios de luz se ríen de esta cifra, pues, por ejemplo, los recibos de luz siguen llegando cada vez más caros.
Desde luego hay muchos productos de la canasta básica y agropecuarios cuyas alzas significan un duro golpe al bolsillo, como la cebolla (27.78 por ciento), el limón (17.62 por ciento), el jitomate (12.78 por ciento) y el aguacate (3.29 por ciento).
Y hay otros en los que las empresas hacen trampa para que los aumentos no repercutan en la inflación. Un caso concreto es el de los servicios de telecomunicaciones. Según el INEGI, en la primera quincena de agosto, estos servicios bajaron su precio 0.37 por ciento y muestran una baja de caso 0.5 por ciento en un año.
La realidad es que los servicios de telefonía móvil han aumentado 100 por ciento en un año. Y aquí van los datos duros de este caso específico. Para empezar hay que señalar que el 80 por ciento de los 117 millones de líneas de telefonía móvil, son de usuarios de prepago.
Hace un año, un plan de prepago de 100 pesos cubría llamadas ilimitadas por 30 días. Hoy, sólo sirve para 17 días, es decir que el precio aumentó en casi 100 por ciento. Curiosamente estos aumentos se presentan en todas las marcas de telefonía, es decir Telcel, Movistar y AT&T. Incluso hay algunas que por 100 pesos sólo dan 10 días de servicio.
De acuerdo con un estudio de hace algunos meses de Competitive Intelligence Unit (CIU), lo que deja cada persona a los operadores telefónicos, es de 125 pesos mensuales, lo que ocasionó que en el segundo trimestre del 2018, los ingresos de las operadores llegaron a 70 mil 562 millones de pesos, lo que significó un crecimiento anual de 11.2 por ciento.
Hay que aclarar que la telefonía móvil pasó de ser un lujo a convertirse en una necesidad. Y, desde luego este aumento de precios no se refleja en la inflación, como muchos otros precios y tarifas que suben, pero no cuentan, ni con la nueva metodología de medición. Dice el filósofo del metro: dar menos por más también es inflación.


*Comentario para Radio Educación/24 de agosto de 2018

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