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Friday, October 16, 2020

El filósofo del metro dice:

 

México no debe ser un país 

con empresarios de primera 

y consumidores de tercera.


Los mexicanos merecemos respeto


Roberto Fuentes Vivar*


Esta semana se presentaron tres buenas noticias para el consumidor mexicano o dos noticias malas y una buena, si se refiere uno al distanciamiento de la iniciativa privada y la IV Transformación.

La primera notica, es, desde luego, la que se ha llamado “la guerra de los quesos”, mediante la cual la secretaría de Economía y la Procuraduría Federal del Consumidor emitieron una orden, con una consecuente carta a la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y departamentales, para sacar de los anaqueles y  suspender de manera inmediata la comercialización de productos denominados como “queso” y “yogurt natural” que incumplen con las Normas Oficiales Mexicanas.

Concretamente, las autoridades, para evitar el engaño a los consumidores mexicanos, y con el fin de proteger sus derechos, prohibieron la comercialización de más de 20 productos denominados como “queso”, de 19 marcas, y dos productos denominados como “yogurt natural”. Además se anunció que impondrán multas a los infractores de conformidad con lo establecido en la Ley de Infraestructura de la Calidad.

De acuerdo con la Secretaría de Economía, en los productos denominados como “queso” los principales incumplimientos detectados fueron: utilizar la leyenda “100% leche”, sin serlo; adicionar grasa vegetal para sustituir la leche que deberían contener en su elaboración; proporcionar un menor gramaje que el declarado en la etiqueta como “Contenido Neto”; y no informar en la superficie principal de exhibición el porcentaje de uso de caseinatos para la elaboración de queso.

De manera inmediata, cientos de trabajadores de las empresas afectadas se pusieron a reetiquetar estos productos para que pudieran ser comercializados y cumplieran, de manera improvisada las normas mexicanas.

Algo muy interesante es que si se analizan las marcas mencionadas, más de la mitad son producidas o importadas por dos grandes empresas que pertenecen a dos ramas de la misma familia: más de la mitad pertenecen (o tienen sociedades comunes) con dos ramas de una misma familia:Garza (de los descendientes de Eugenio Garza Sada.

Grupo Alfa de la familia Garza Sada, a través de Sigma Alimentos, tiene nada menos que 13 marcas de quesos y lácteos, con casi un centenar de presentaciones (Fud, Nochebuena, La Villita, Franja, Yoplait, entre otras), mientras que Grupo Xignux, de la familia Garza Herrera, a través de Qualtia Alimentos, tiene siete marcas de quesos (Zwam, Caperucita, Buen Pastor, Alpino y Sargento, entre otras). Además estas dos familias maquilan productos de marca propia de tiendas de autoservicio como Selecto Brand (de Chedrahui), Precissimo (de Soriana) y algunas de WaltMart o  Aurrerá. Incluso también participan de manera indirecta en la distribución de quesos extranjeros como Galbani.

Pero esta es una de las tres noticas que mencioné al principio. la otra es que el Servicio de Administración Tributaria ha puesto especial énfasis en vigilar más las importaciones e incluso en obligar a las empresas que viven del comercio exterior a pagar impuestos (se calcula que hay tres mil empresas que falsean documentos de importación) y cumplir las normas locales podrían conducir a que México deje de consumir productos de segunda o de tercera categoría.

Desde luego que la iniciativa privada en las restricciones a las importaciones y la guerra de los quesos, montó el cólera e inmediatamente ha protestado, acusando al gobierno de actuar de manera irresponsable y hasta de frenar inversiones. Parece ser que los empresarios están empecinados en que los consumidores mexicanos consuman productos de cuarta o de quinta categoría.

Paralelamente, la tercera noticia es que dos legisladores de Morena, uno en el senado, Gerardo Novelo en el Senado e Iván Pérez Negrón en la Cámara de Diputados propusieron modificar la forma en que se cobra el IESP actualmente a las bebidas alcohólicas. La buena noticia en este caso es que la mayoría de los empresarios de este sector apoyan los cambios porque dejarían e producirse en México e importarse bebidas de calidad dudosa y se obligaría al mercado a comercializar productos de mayor calidad, además de que se cobrarían más impuestos. Los únicos que se oponen a estas modificaciones son las dos grandes cerveceras (Heineken y Modelo) que en volumen representan más del 90 por ciento del mercado actual y en facturación también concentran buena parte de las ganancias de todo el sector.

Uno de los legisladores propone cobrar un peso adicional por lata de cerveza, lo que generarían 20 mil millones de pesos al fisco, pero al mismo tiempo se crearía un piso parejo para todos los paricipantes, incluso los productores de cerveza artesanal y bebidas mexicanas como tequila, mezcal, charanda, sotol o bacanora.

Los organismos que están de acuerdo con la medida, como el Consejo Regulador del Mezcal, Asociación Nacional de las Denominaciones de Origen, la  Asociación Nacional de Abarroteros Mayoristas (ANAM),  la Asociación Nacional de Distribuidores de Vinos y Licores (Andivyl), la Alianza Nacional por un Consumo Responsable de Bebidas Alcohólicas, el  Consejo Mexicano Vitivinícola, la Asociación de Cervereceros (acermex) y

Asociación de Importadores y Representantes de Alimentos y Bebidas, consideran que con las modificaciones al IESP se beneficiaría al consumidor al tener bebidas de mayor calidad. Pero las dos cerveceras se oponen.

Creo, sin temor a equivocarme, que es la primera vez que empresarios mexicanos están de acuerdo con la IV Transformación, aunque se opongan las empresas transnacionales.

Dice el filósofo del metro: México no debe ser un país con empresarios de primera y consumidores de tercera.


*Comentario para Radio Educación/ 16 de octubre de 2020

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