El filósofo del metro dice:
México no debe ser un país
con empresarios de primera
y consumidores de tercera.
Los mexicanos merecemos respeto
Roberto Fuentes Vivar*
Esta
semana se presentaron tres buenas noticias para el consumidor mexicano o dos
noticias malas y una buena, si se refiere uno al distanciamiento de la
iniciativa privada y la IV Transformación.
La
primera notica, es, desde luego, la que se ha llamado “la guerra de los quesos”,
mediante la cual la secretaría de Economía y la Procuraduría Federal del
Consumidor emitieron una orden, con una consecuente carta a la Asociación
Nacional de Tiendas de Autoservicio y departamentales, para sacar de los anaqueles
y suspender de manera inmediata la
comercialización de productos denominados como “queso” y “yogurt natural” que
incumplen con las Normas Oficiales Mexicanas.
Concretamente,
las autoridades, para evitar el engaño a los consumidores mexicanos, y con el
fin de proteger sus derechos, prohibieron la comercialización de más de 20
productos denominados como “queso”, de 19 marcas, y dos productos denominados
como “yogurt natural”. Además se anunció que impondrán multas a los infractores
de conformidad con lo establecido en la Ley de Infraestructura de la Calidad.
De
acuerdo con la Secretaría de Economía, en los productos denominados como
“queso” los principales incumplimientos detectados fueron: utilizar la leyenda
“100% leche”, sin serlo; adicionar grasa vegetal para sustituir la leche que
deberían contener en su elaboración; proporcionar un menor gramaje que el
declarado en la etiqueta como “Contenido Neto”; y no informar en la superficie
principal de exhibición el porcentaje de uso de caseinatos para la elaboración
de queso.
De
manera inmediata, cientos de trabajadores de las empresas afectadas se pusieron
a reetiquetar estos productos para que pudieran ser comercializados y
cumplieran, de manera improvisada las normas mexicanas.
Algo
muy interesante es que si se analizan las marcas mencionadas, más de la mitad
son producidas o importadas por dos grandes empresas que pertenecen a dos ramas
de la misma familia: más de la mitad pertenecen (o tienen sociedades comunes)
con dos ramas de una misma familia:Garza (de los descendientes de Eugenio Garza
Sada.
Grupo
Alfa de la familia Garza Sada, a través de Sigma Alimentos, tiene nada menos
que 13 marcas de quesos y lácteos, con casi un centenar de presentaciones (Fud,
Nochebuena, La Villita, Franja, Yoplait, entre otras), mientras que Grupo
Xignux, de la familia Garza Herrera, a través de Qualtia Alimentos, tiene siete
marcas de quesos (Zwam, Caperucita, Buen Pastor, Alpino y Sargento, entre otras).
Además estas dos familias maquilan productos de marca propia de tiendas de
autoservicio como Selecto Brand (de Chedrahui), Precissimo (de Soriana) y
algunas de WaltMart o Aurrerá. Incluso
también participan de manera indirecta en la distribución de quesos extranjeros
como Galbani.
Pero
esta es una de las tres noticas que mencioné al principio. la otra es que el
Servicio de Administración Tributaria ha puesto especial énfasis en vigilar más
las importaciones e incluso en obligar a las empresas que viven del comercio
exterior a pagar impuestos (se calcula que hay tres mil empresas que falsean
documentos de importación) y cumplir las normas locales podrían conducir a que
México deje de consumir productos de segunda o de tercera categoría.
Desde
luego que la iniciativa privada en las restricciones a las importaciones y la
guerra de los quesos, montó el cólera e inmediatamente ha protestado, acusando
al gobierno de actuar de manera irresponsable y hasta de frenar inversiones.
Parece ser que los empresarios están empecinados en que los consumidores
mexicanos consuman productos de cuarta o de quinta categoría.
Paralelamente,
la tercera noticia es que dos legisladores de Morena, uno en el senado, Gerardo
Novelo en el Senado e Iván Pérez Negrón en la Cámara de Diputados propusieron
modificar la forma en que se cobra el IESP actualmente a las bebidas
alcohólicas. La buena noticia en este caso es que la mayoría de los empresarios
de este sector apoyan los cambios porque dejarían e producirse en México e
importarse bebidas de calidad dudosa y se obligaría al mercado a comercializar productos
de mayor calidad, además de que se cobrarían más impuestos. Los únicos que se
oponen a estas modificaciones son las dos grandes cerveceras (Heineken y
Modelo) que en volumen representan más del 90 por ciento del mercado actual y
en facturación también concentran buena parte de las ganancias de todo el sector.
Uno
de los legisladores propone cobrar un peso adicional por lata de cerveza, lo
que generarían 20 mil millones de pesos al fisco, pero al mismo tiempo se
crearía un piso parejo para todos los paricipantes, incluso los productores de
cerveza artesanal y bebidas mexicanas como tequila, mezcal, charanda, sotol o
bacanora.
Los
organismos que están de acuerdo con la medida, como el Consejo Regulador del
Mezcal, Asociación Nacional de las Denominaciones de Origen, la Asociación Nacional de Abarroteros Mayoristas
(ANAM), la Asociación Nacional de
Distribuidores de Vinos y Licores (Andivyl), la Alianza Nacional por un Consumo
Responsable de Bebidas Alcohólicas, el Consejo
Mexicano Vitivinícola, la Asociación de Cervereceros (acermex) y
Asociación
de Importadores y Representantes de Alimentos y Bebidas, consideran que con las
modificaciones al IESP se beneficiaría al consumidor al tener bebidas de mayor
calidad. Pero las dos cerveceras se oponen.
Creo,
sin temor a equivocarme, que es la primera vez que empresarios mexicanos están
de acuerdo con la IV Transformación, aunque se opongan las empresas
transnacionales.
Dice
el filósofo del metro: México no debe ser un país con empresarios de primera y
consumidores de tercera.
*Comentario para Radio Educación/ 16 de octubre de 2020
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