El filósofo del metro dice:
En pandemia la justicia
debe ganar a la avaricia
Farmacéuticas hicieron su agosto,
es justo que liberen sus patentes
Roberto Fuentes Vivar*
El presidente estadounidense Joe Biden propuso
anteayer liberar las patentes de las vacunas contra el coronavirus.
Inmediatamente casi todos los líderes mundiales y organismos como la
Organización Mundial de la Salud respaldaron la petición, como una medida de
justicia para hacer frente a la pandemia.
Algo curioso es que Ángela Merkel, quien durante se había
convertido en una especie de líder moral global por su actuación en el combate
al Coronavirus, rechazó la propuesta lo que seguramente hará que se reduzcan sus
niveles de popularidad.
Hay que hacer un poco historia, en octubre del año pasado,
varios países en desarrollo encabezados
por Sudáfrica y la India presentaron una propuesta igual que buscaba eliminar
las patentes de las vacunas contra el Covid, pero fue rechazada en febrero por
la Organización Mundial de Comercio.
En el ínter, China declaró su vacuna como “bien
público mundial” y otros países que intentan desarrollar una inmunización como
Cuba e incluso México, también lo hacen con un servicio a la sociedad y no con
afán de lucro.
También hay que poner en contexto que México, pidió
al Consejo de Segeuridad de la Organización de las Naciones Unidas que se
garantice el acceso de las vacunas a todos los países del mundo. La petición mexicana
también tuvo una amplia aceptación y va en línea con la propuesta de Biden.
Pero que sucedió cuando el mandatario estadounidense
lanzó su propuesta. Pues nada menos que las grandes farmacéuticas la rechazaron
porque aseguran públicamente que la medida socavaría su respuesta global a la
pandemia y comprometerá la seguridad, pero quizá en privado se lamentan porque
sus ganancias no serían tantas como esperaban.
De hecho, los dos organismos que agrupan a laboratorios
(la Pharmaceutical Research and Manufacturers of America y la Federación
Internacional de la Industria Farmacéutica) se sintieron “defraudados por Biden”.
Incluso no han faltado analistas que señalan que los laboratorios dejaron de
apoyar a Trump, precisamente en octubre, cuando se presentó por primera vez
esta propuesta, para financiar los últimos meses de campaña de Biden.
Pero en concreto el mandatario estadounidense parece
ser que pensó más en la sociedad que en el bienestar de las empresas, lo que ha
incomodado no solo a las farmacéuticas, sino a los especuladores bursátiles y a
los inversionistas, que inmediatamente hicieron que bajaran de precio los
títulos de las farmacéuticas.
La propuesta de Biden da un paso interesante para
socializar los medicamentos en contra de una privatización a ultranza que puede
retardar aún más el combate contra el Coronavirus, en una situación de
emergencia eal que se vive en todo el mundo
Imagínese usted, radioescucha, las patentes
farmacéuticas, según la Organización Mundial de Comercio (la que negó la
primera vez la posible liberación de las vacunas, tienen una duración de 20
años. Esto significaría que hasta dentro de dos décadas se pudiera fabricar
masivamente una vacuna como la de Pfizer o la de Aztra Zeneca y estas
farmacéuticas podrían unilateralmente decidir a quiénes y cómo distribuirían la
inoculación en el mundo.
Precisamente por su sentido de privatización es que
las farmacéuticas han hecho su agosto durante la pandemia. Y aquí vale la pena
mencionar algunos datos es cierto que los laboratorios a nivel global y en
todos sus proyectos invierten anualmente alrededor de 170 mil millones de
dólares en investigación.
Sin embargo, de acuerdo con un seguimiento constante
que ha hecho Braulio Carbajal en la Jornada, hasta antes de la pandemia, el
valor de mercado de las siete farmacéuticas que desarrollaron vacunas (Johnson
& Johnson, Pfizer, AstraZeneca, Moderna, Novavax, BionTech y CanSino) era
de 686 mil 908 millones de dólares.
Un año después, con datos al mes de abril se ubicó
en 838 mil 961 millones de dólares, es decir que por la pandemia habían
aumentado su valor en 152 mil millones de dólares.
Esto quiere decir que siete empresas aumentaron su
valor en un año, casi en una cantidad
similar a la que invierten anualmente todas las farmacéuticas, pero quieren
más. Como si quisieran secuestrar, con sus patentes, a toda la población del
mundo.
Por eso las protestas como la de Biden y la de
México en la ONU, son fundamentales para luchar contra la pandemia. Ojalá
prosperen.
Dice el filósofo del metro: en pandemia, la avaricia
no puede estar sobre la justicia.
*Comentario para Radio Educación/ 7 de mayo de 2021
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