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Friday, November 22, 2013

El Filósofo del Metro dice:

El pasado puede
ser el mejor
espejo del futuro

Política antitabaco benefició
unicamente a narcotraficantes

Roberto Fuentes Vivar*

El caso del tabaco en México es quizá el mejor ejemplo de cómo una política punitiva por parte del estado mexicano ha logrado destruir una industria y beneficiar al crimen organizado.


Hace unos días Excélsior publicó en su primera plana un amplio reportaje de dos partes los gobiernos neoliberales priistas y los panistas acabaron con una industria que en su momento llegó a generar varios millones de empleos y que tenía una vocación exportadora.

Vale la pena hacer un breve recuento histórico. El tabaco es originario de México, concretamente de la península de Yucatán, de donde se extendió a toda América en la época prehispánica. Durante la colonia los impuestos al tabaco engrosaron las arcas de los reyes españoles.

Para 1900 había se tenían registradas 743 empresas tabacaleras instaladas en México. En los años 70 del siglo pasado había una decena de empresas y una paraestatal que se dedicaba a producir y vender tabaco tanto en México como en el extranjero.

La venta de cigarrillos ya estaba gravada con impuestos adicionales desde entonces. Pero algunos cigarros incluso estaban exentos por pertenecer a la canasta básica. Y a los lugares tradicionales de siempra de Tabaco como Nayarit y y Oaxaca se suamaron otras entidades como Oaxaca.

A la llegada del neoliberalismo las dos grandes empresas mexicanas (Tabamex y La Moderna) fueron vendidas en 1997 a capitales extranjeros la primera Phillips Morris, aunque Carlos Slim mantuvo una cantidad accionaria) y la segunda a British American Tobacco, mientras crecían los impuestos a la producción.

De diez años a la fecha los impuestos acabaron con la industria y los fumadores fueron perseguidos casi como criminales. Pero el consumo de tabaco no se redujo. Nada más cambió.

Hoy ya Carlos Slim vendió, hace unos meses, su participación accionaria de Phillips Morris y, me consta porque estuve cuando se inauguró la planta en Monterrey, British American Tobaco es una gran maquiladora que trae, sin impuestos, tabaco canadiense, para elaborar cigarrillos y exportarlos, sin impuestos.

Hoy, de cada 100 cigarros que se consumen en el país, 17 provienen del contrabando y la piratería y la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) ha encontrado 175 marcas importadas ilegalmente, en las cuales ha encontrado lo mismo aserrín que otros insumos nocivos para la salud como partículas fecales y pasto y que se encuentran en total descontrol.

Quién ha sido el beneficiario de la política antitabaco instrumentada desde hace dos décadas en México? Concretamente el grupo de los Zetas, que ha sido denunciado por el gobierno –claro que no el de México, sino el de Guatemala, como el principal contrabandista de cigarrillos en el continente.

Una cuestión interesante es que en el norte del país, uno de cada tres cigarros que se consumen es importado ilegalmente. Una buena parte de los cigarros de contrabando provienen de Paraguay y entran a México por Belice después de haber recorrido buena parte del sudamerica y Centroamérica.

¿Porqué este auge de los cigarrillos importados? Por su precio. Los más baratos cigarrillos hechos en México, por alguna de las dos grandes empresas transnacionales, cuesta más de 30 pesos, de los cuales más de la mitad son impuestos. Los más caros de los cigarros ilegales cuestan 25 pesos.

En síntesis, la industria cgarrera mexicana, que antes fue objeto de admiración y respeto, hoy sólo es una caricatura de lo que fue y los beneficiarios son los narcotraficantes. ¿Pasará lo mismo con otras industrias a las que les han subido los impuestos? Como dice el filósofo del metro: el pasado puede ser el espejo del futuro.

*Comentario para Radio Educación/ 22 de noviembre de 2013

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