El filosofo del metro dice:
La inconformidad
no empobrece;
la sumisión sí
En México, raro caso de
nacionalismo inexplicable
Roberto Fuentes Vivar
Como si fuera una enfermedad de primavera, esta semana se presentó un raro brote de nacionalismo entre algunos prohombres de la globalización, cuyos principales síntomas consisten en modificar el sacrosanto discurso modernizador para dar paso a tesis que defienden al país y encuentran en Estados Unidos la culpa de los males mexicanos.
El primer brote se registró luego de que en una videoconferencia, Alan Greenspan, el omnipresente personaje más influyente en los mercados mundiales y quien según muchos globalifílicos está sentado a la diestra del padre, dijo que Pemex debía privatizarse.
Inmediatamente José Angel Gurría, actual secretario general del club de la OCDE u Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, censuró al economista estadunidense y casi casi le dijo que no se metiera en donde no lo llamaban.
Le siguieron muchos diputados, senadores y políticos de varios partidos incluyendo los del PAN, quienes se contagiaron del brote nacionalista. Hay que recordar que muchos de los que los que le dijeron no a Greenspan, son miembros del equipo de neoliberales que Gurría dijo que estaba listo para gobernar por 18 años y ya lleva de 20 años en el poder, con el apoyo precisamente de personajes como Grrenspan.
El segundo caso se presentó cuando el procurador general de la República, Eduardo Medina Mora, consideró “cínica” la política antidrogas de Estados Unidos, por mirar solo hacia fuera de sus fronteras.
Este raro caso de nacionalismo explicable retoma la tesis que en varias ocasiones hemos señalado aquí en el sentido de que la lucha antidrogas no va a funcionar si no se toma en cuenta lo que sucede con los estupefacientes en Estados Unidos, en donde curiosamente al pasar la frontera se desaparecen y con ellos se esfuman los grandes capitales y las mafias que la redistribuyen.
Desde luego que en este cambio de discurso hay mucho de fondo, pues en el caso del procurador de la República, puede tratarse de una especie de vacuna preventiva para soportar las críticas por venir ante el inminente fracaso de la lucha antidrogas que realiza el gobierno de Felipe Calderón. También puede servir cono antivirus personal, pues hay que recordar que el banco en el que la familia Medina Mora tiene intereses, Citigroup, ha sido señalado como uno de los más inmiscuidos en el lavado de dinero.
En lo que se refiere al nacionalismo de Gurría, se presenta en el momento en que los globalizadores trabajan ya una propuesta de reforma fiscal, la cual puede contaminarse con las declaraciones de Greenspan, por lo que es un nacionalismo coyuntural con efecto de corto plazo.
Ojalá y este brote tuviera de nacionalismo explicable se convirtiera en una política general y no nada más fuera un discurso temporal, o una fiebre eruptiva de primavera. Como dice el filósofo del metro: la inconformidad no empobrece, la sumisión sí.
*Comentario para Radio Educación/15 de junio 2007