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Friday, August 27, 2021

El filósofo del metro dice:

 Sí nos cayó el chauistle, pero

ya se están salvando los elotes


Datos confirman que la economía 

se está recuperando de la pandemia


Roberto Fuentes Vivar*


Definitivamente la pandemia ocasionó graves estragos en la economía, al registrarse la mayor debacle en la historia contemporánea; Sin embargo esta semana se presentaron varios indicadores que señalan que en México las cosas comienzan a mejorarse y que las repercusiones no fueron tan graves como las esperaban muchos agoreros del desastre.

Ayer el INEGI dio a conocer los datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo al mes de julio y ahí se indica que el mes pasado ingresaron 1.3 millones de trabajadores a la economía mexicana, con lo que se suman 13 millones de empleos recuperados y prácticamente México se coloca al nivel de la prepandemia.

Desde luego que la mayor parte de estos trabajos se generaron en la economía informal, por lo que todavía falta mucho por recuperar, sobre todo porque la población económicamente activa se ubica en 59 millones mexicanos, de los cuales más de la mitad, 31.8 millones están en la informalidad. También  hay una tasa creciente de subocupación. Pero por otro lado, buena parte de los empleos recuperados se registraron en el sector industrial.

Y esta recuperación en el sector secundario, está, como dicen los economistas, en línea con el otro documento que presentó el INEGI esta semana. Las cifras definitivas del Producto Interno Bruto, al cierre del segundo trimestre que creció 1.5 por ciento, contra el trimestre anterior, pero  19.5 por ciento con relación al mismo periodo del año pasado cuando estábamos en pleno confinamiento.

En este documento se indica que precisamente el sector industrial mostro avance anual de 27.9 por ciento, las actividades terciarias (que son las que más peso tienen en la economía) crecieron 16.9 por ciento, y en el sector primario se incrementaron 6.8 por ciento, pero estas actividades son las que menos habían caído en los trimestres anteriores.

Otro indicador interesante que dio a conocer el INEGI es la segunda edición de la Encuesta Nacional de Calidad Regulatoria e Impacto Gubernamental en Empresas, cuya versión anterior se realizó en 2016. Entre los resultados destaca una visión más favorable de los empresarios sobre las cargas administrativas del gobierno y una percepción de menor corrupción gubernamental que hace cinco años.

Concretamente se redujo el porcentaje de unidades económicas con una opinión desfavorable sobre la evolución de las cargas administrativas al pasar de 50.9 en 2016 a 45.7 por ciento en 2020 y también disminuyó el porcentaje de unidades económicas que consideró frecuentes los actos de corrupción por parte de servidores públicos al pasar de 82.2 en 2016 a 71.5 por ciento en la versión del 2016.

Y aquí vale la pena mencionar un caso interesante. En la mayoría de las entidades hubo una percepción de menor corrupción para las empresas, excepto en cuatro estados: dos por priistas -Estado de México y Colima- y dos por panistas –Yucatán y Nayarit-.)

Otros datos que quisiera comentar con el auditorio de Radio Educación y que demuestran que la pandemia no ha sido tan grave, por lo menos para los empresarios, son los informe del Instituto Federal de Concursos Mercantiles, el organismo del Poder Judicial encargado de recibir las solicitudes de empresas en quiebra.

Resulta que durante 2020, el peor año en la historia económica contemporánea, solo se presentaron 36 solicitudes para negociar la quiebra. Esta cantidad resulta muy inferior a la de 2014, cuando iniciaron el proceso 69 empresas, a la de 2003 cuando fueron 65, a la de 2015 cuando 54 empresas ingresaron al proceso de concurso mercantil y a la de 2015 cuando fueron 50 medianas o grandes empresas en circunstancias de bancarrota

En el primer semestre de este año fueron 19 empresas las que se acogieron a este proceso y el director general de ese organismo, Edgar Bonilla, dijo que  “podríamos llegar a un total de 50 procesos durante todo el 2021”. Es decir que a pesar de la pandemia tendríamos un nivel similar al de 2015.

Concretamente en los tres semestres que lleva la pandemia se han registrado 91 procesos de concurso mercantil, cifra que puede compararse favorablemente con las 123 empresas que acudieron al Poder Judicial para negociar su falta de liquidez ante sus acreedores en dos años seguidos de Enrique Peña Nieto.

Por cierto que todos los datos anteriores coinciden con otra noticia de esta semana cuando la Bolsa Mexicana de valores rompió al alza, la barrera de 52 mil puntos.

Dice el filósofo del metro: sí, nos cayó el chahuistle, pero ya se están salvando los elotes.

*Comentario para Radio Educación/ 27 de agosto de 2021

 


Friday, August 13, 2021

El filósofo del metro dice:

 Adiós a la policía financiera;

Bienvenido lo que tenga que venir


Por la pandemia, el FMI ha tenido 

que modificar sus caducas recetas


Roberto Fuentes Vivar*


Lo que sucedió esta semana cuando el Fondo Monetario Internacional (FMI) anunció que disponía de 650 mil millones de dólares en derechos especiales de giro para ser utilizado por sus 184 países miembros parece ser algo que va más allá de simples préstamos, pues implica una especie de cambio radical de este organismo multilateral.

Primero que nada hay que señalar que desde hace más un año varios países, entre ellos Argentina, solicitaron al FMI que se convirtiera en una especie de organismo que ayudara a financiar la reactivación económica mundial y, por la pandemia, modificara sus estrictas reglas de policía monetaria global.

La solicitud fue atendida y la semana pasada la directora gerente del organismo, la húngara Kristalina Georgieva, informó que se disponía de una enorme cantidad de recursos para reactivar la economía global y de los países miembros.

Hay que señalar que Georgieva ha considerado en varias ocasiones que América Latina ha sido una de las regiones más afectadas por la pandemia y ha reconocido, a diferencia de sus antecesores, la importancia de los programas para dotar de dinero en efectivo a las familias más vulnerables, como lo han hecho México, en primer lugar y otros como Argentina y Paraguay.

De hecho, estos dos eventos, que los países puedan disponer de dinero del fondo para sus economías sin tener que cumplir las recetas que antaño imponía el organismo y que se reconozcan los apoyos a la población más vulnerable por encima del financiamiento a las empresas, parecen ya constituir un cambio en las políticas de esta institución que durante seis décadas atosigo a los países para que impusieran al pie de la letra sus recetas.

Concretamente también parece ser que esas recetas podrían cambiar luego de que varios países como México, Argentina y seguramente Chile, tras la redacción de su nueva constitución, por mencionar solo algunas de las naciones latinoamericanas, han señalado abiertamente que ya no aplicarán las sugerencias del fondo a rajatabla como ocurrió durante más de setenta años.

Aquí en México, el presidente Andrés Manuel López Obrador dio la bienvenida al dinero que le corresponde, poco más de 12 mil 200 millones de dólares, pero fue muy claro al señalar que definitivamente no aceptará las recetas del FMI.

Dijo: no tenemos ningún pleito con el Fondo Monetario Internacional, sólo que no estamos de acuerdo en sus recomendaciones. Por el contrario, agregó, “continuaremos con una política distinta, de no endeudar al país para rescatar a los potentados, con la idea peregrina, con el sofisma de que si llueve fuerte arriba, gotea abajo, lo cual es una tomadura de pelo”.

Dentro de esta actitud soberana, el presidente señaló que se empleará parte de esa línea de crédito para hacer pagos anticipados a la deuda externa, la cual creció marcadamente en los dos sexenios anteriores. En su mañanera explicó que en el primer año de su administración se bajó el porcentaje de la deuda pública a 44 por ciento del PIB, pero con la crisis vinculada a la pandemia subió hasta 52 por ciento y ahora se ubica en 49 por ciento y recordó que en las administraciones de Felipe Calderón y de Enrique Peña Nieto la deuda se duplicó. “Yo no quiero eso –a pesar de la pandemia– no quiero el doble”.

Las declaraciones del presidente inmediatamente fueron rechazadas por los economistas conservadores o neoliberales, quienes aseguraron que este dinero no podría ser utilizado para reducir el porcentaje de la deuda pública. Incluso hasta el vicegobernador del Banco de México cercano a la IV Trasformación, Gerardo Esquivel rechazó esa posibilidad.

Sin embargo algunos organismos, como el Instututo Méxica de Ejecutivos de Finanzas, una institución creada por los directors financieros de grandes empresas nacionales y extranjeras, señalaron que era buena idea disponer de esos recursos para amortizar el endeudamiento, puede fortalecer la economía mexicana.

El dinero del Fondo Monetario Internacional, en caso de aceptarse, sería entregado al Banco de México para fortalecer las reservas internacionales, pero también, de acuerdo con la autonomía de cada país y como lo ha hecho ya Argentina en sus negociaciones con el Fondo, puede utilizarse para otros fines, incluyendo el pago anticipado para reducir deuda externa.

De acuerdo con el presidente mexicano y también con los directivos del Banco de México, las reservas internacionales se encuentran en un buen nivel por lo que no necesitan apuntalarse, pero sí hay programas que requieren financiamiento.

Si este dinero se utiliza en cada país para atender sus prioridades, el mensaje global será muy claro: un adiós a las recetas del Fondo Monetario Internacional y, por ende, del neoliberalismo salvaje. Seguramente tras la pandemia tendrá que modificarse el papel que este organismo ha jugado en la economía de los países en desarrollo.

Die el filósofo del metro: Adiós a la policía financiera; bienvenido lo que tenga que venir


*Comentario para Raadio Educación/ 13 de  agosto de 2021

Dice el filósofo del metro:

 La pobreza no es natural

es por ambición criminal


¿Por qué creció la pobreza 

en tiempos de la pandemia?


Roberto Fuentes Vivar*


El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (el Coneval) presentó ayer su medición mutidimensional de la pobreza para el periodo 2018-2020, una semana después de que el INEGI dio a conocer los resultados de la Encuesta Nacional Ingreso-Gasto en el Hogares durante el mismo periodo.

Antes de entrar en los detalles, me llama la atención que el INEGI tardó seis meses en procesar los datos que sirvieron de base de ingresos y gastos en las familias y al Coneval sólo le llevó una semana procesarlos para medir la pobreza.

Por cierto que el propio presidente Andrés Manuel López Obrador dijo en la mañanera no estuvo de acuerdo con los resultados del estudio presentado ayer y dijo que hay que medir otros parámetros.

En síntesis, el documento de Coneval  señala que el porcentaje de población que se encuentra en situación de pobreza aumentó de 41.9 por ciento (51.9 millones de personas) a 43.9 por ciento (55.7 millones y que la cifra de mexicanos  de precariedad extrema se elevó de siete por ciento (8.7 millones de personas) a 8.5 (10.8 millones).

Es decir que hay más pobres y más mexicanos en pobreza extrema por la pandemia, pero los programas sociales ayudaron a atenuar el fenómeno y a evitar que el nivel de rezago aumentara más.

En principio, como lo hacen ver algunos medios de comunicación parecería que los programas sociales de la IV Trasformación ayudaron poco o nada para paliar la pobreza. Sin embargo el número de ciudadanos en pobreza moderada (con ingresos insuficientes para adquirir la canasta básica alimentaria y carecen de alguno de los seis indicadores de derechos sociales básicos) hubiera llegado a 45.9 por ciento de la población; es decir, a 58.2 millones de habitantes, sin los esquemas de ayuda.

Este dato da una idea de que sin los esquemas sociales actuales, la afectación de la pandemia hubiera sido aún más grave, pues incluso la pobreza extrema (recursos insuficientes para comprar la canasta básica alimentaria, sumado a tener tres o más carencias sociales), hubiera afectado a dos millones de personas más para llegar a 12.8 millones de mexicanos

En síntesis,  sin los programas sociales por lo menos cuatro millones de mexicanos hubieran engrosado, en algún nivel, las cifras de pobreza o de plano de miseria.

De hecho, el propio Coneval señala que los subsidios sociales no alcanzaron a cubrir las pérdidas por ingresos salariales que generó la pandemia. También admite que algunas carencias sociales disminuyeron como el de calidad y espacios de la vivienda y servicios básicos en la vivienda (1.7 por ciento menos en ambos casos), así como el acceso a la seguridad social (1.4 por ciento menos).

Y aquí lo que pude observarse es que el gobierno ha hecho su parte para contrarrestar la pobreza, pero vale la pena preguntarnos si lo han hecho otros actores de la economía, como el sector privado.

Y en este sentido me permito presentar dos datos de la Encuesta Nacional Ingreso Gasto, la que sirvió de base para la medición de la pobreza. Uno de ellos es que en 2020 cada familia mexicana gastó tres mil 209 pesos trimestrales en alimentos y bebidas, lo que significó una reducción de 2.2 por ciento y de 9.9 por ciento en los alimentos consumidos dentro el hogar, entre 2018 y 2020.

El otro es que en el mismo lapso cada familia gasto siete mil 985 pesos en erogaciones financieras y de capital, lo que representó un incremento de 12 por ciento

Si analizamos estos dos datos nos encontramos que entre 2018 y 2020, los mexicanos gastamos menos en comida y alimentos pero gastamos más en erogaciones financieras como el pago tarjetas o créditos. Y ahí podría encontrarse uno de los orígenes de porqué aumento la pobreza en México.

A esto se suma que en 2020 las mayor parte de las empresas que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores, aumentaron sus ingresos y sus utilidades y lo han seguido haciendo al grado de que en este primer semestre del año sus ingresos promedio crecieron 27 por ciento y sus utilidades antes de impuestos crecieron 233 por ciento. Si, escuchó usted bien 233 por ciento.

Incluso pueden observarse casos como el del gas o el de muchos alimentos que han aumentado precios para hacer crecer las ganancias de algunos empresarios.

Esa ambición empresarial desmedida, aunada a la pérdida de ingresos por trabajo  que se presentó durante la pandemia, es el origen del aumento en la pobreza. Ojalá los empresarios cumplan la parte que les corresponde, como lo ha hecho el gobierno.

Dice el filósofo del metro: La pobreza no es natural, es por ambición criminal.


*Comentario para Radio Educación / seis de agosto de 2021


 
EL SENDERO DEL PEJE senderodelpeje.comNoticias sobre Andrés Manuel López Obrador y la política mexicana hacia el 2006