El filósofo del metro dice:
Dime quiénes firman y
te diré que quieren
El acuerdo para la cobertura informativa
de la violencia, código de autocensura
Roberto Fuentes Vivar*
Ayer se presentó el Acuerdo para la Cobertura Informativa de la Violencia, el cual podría considerarse como el primer código de autocensura periodística que se pacta en México. Es también el primer acto de fundamentalismo mediático en el cual un grupo se erige como el dueño absoluto de la verdad y el resto se convierte en delincuente. Para colmo también es un acto en el que diversos sectores cierran filas en torno al duopolio Televisa-TV Azteca.
Según la información publicada en los diarios que firmaron el acuerdo, nadie se pone de acuerdo, pues algunos dicen que fueron más de 700 medios, mientras que otros cuentan a directivos y representantes de 175 medios de comunicación. Los periódicos no firmantes que cubrieron la información dan cuenta, específicamente La Jornada, de 50 directivos de negocios mediáticos.
De hecho, entre los participantes aparecen, por ejemplo 16 organismos empresariales y sólo ocho periódicos nacionales, además de que destaca la ausencia de organismos de periodistas y de escuelas periodismo.
En fin, fuera de quiénes firmaron el acuerdo, vale la pena ver, desde una óptica panorámica la foto del evento. Lo que se nota, así en términos generales es el cierre de filas de algunos periódicos, revistas y casi todas las cadenas radiofónicas en torno a Emilio Azcárraga y Ricardo Salinas Pliego, en estos momentos en que tratan de evitar a toda costa que Carlos Slim pueda difundir contenidos televisivos.
Después de esta vista panorámica, hay que entrar al decálogo que presentaron: En este sentido, en cada uno de los diez puntos que se leyeron, hay un mensaje común que puede sintetizarse en la siguiente frase “nosotros somos los buenos y ellos los malos.
Dos puntos destacan: Uno que señala que el periodista debe atribuir responsabilidades explícitamente y agrega textualmente “La información que se difunda sobre el crimen organizado debe asignar a cada quien la responsabilidad que tenga sobre los hechos de violencia”. Paradójicamente, en el siguiente punto del decálogo se propone “no prejuzgar culpables”. ¿Se puede asignar responsabilidades sin prejuzgar? Ahí se los dejó de tarea.
Con frases como tomar postura contra la violencia o no convertirse en vocero involuntario de la delincuencia organizada, el decálogo da muestra de lo que podría ser el primer documento de fundamentalismo mediático y propone “dimensionar adecuadamente la información”.
Yo me pregunto en este caso si Televisa o TV Azteca han dimensionado adecuadamente la información y la han ubicado en su contexto correcto o en su justa dimensión. Otro punto señala que los firmantes deben solidarizarse ante cualquier amenaza o acción contra reporteros y medios y nuevamente me pregunto si se solidarizarán, por ejemplo contra víctimas de la radio comunitaria triqui que han muerto de manos de la delincuencia organizada.
Es cierto, que desde hace mucho la sociedad demanda una mejor cobertura de la información y que exige más responsabilidad de los medios de comunicación, pero ¿serán Televisa y TV Azteca quienes van a actuar responsablemente?
Por cierto que de los diez conductores que leyeron el decálogo, al menos ocho mantienen relaciones laborales directa o indirectamente con Televisa o TV Azteca. En fín, ahora el duopolio televisivo se erige en secretaría de Gobernación, Con miras incluso a las elecciones de 2012. Como dice el filósofo del metro: Dime quiénes firman y te diré que quieren.
*Comentario para Radio Educación/25 de marzo de 2011