El filósofo del metro deice:
Los mexicanos, defraudados;
los defraudadores posan
para revistas del jet set
Los delitos de cuello blanco, como el
de Conacyt, crecen silenciosamente
Roberto Fuentes Vivar*
Esta semana quizá el tema más controvertido,
polémico y manoseado por diversos sectores y por poderes institucionales y
fácticos es que la Fiscalía General de la república solicitó orden de
aprehensión contra 31 exfuncionarios, investigadores y científicos, por los 244
millones de pesos que durante seis años otorgó el Conacyt al Foro Consultivo,
Científico y Tecnológico.
Inmediatamente, integrantes de la llamada comunidad
científica se rasgaron las vestiduras y como si se tratara de los ataques a la
ciencia durante la edad media consideraron inconcebible o un despropósito la existencia de estas pesquisas contra esos
exfuncionarios e investigadores.
Desde luego que no se trata de un linchamiento
contra la ciencia y la tecnología, ni contra los científicos ni los
investigadores en general y mucho menos
de una acción oscurantista como las que practicaba la iglesia contra quienes se
atrevían a utilizar procedimientos científicos para explicar la naturaleza,
sino que es un asunto meramente legal.
La indagatoria de la Fiscalía es concretamente por delincuencia organizada, lavado de dinero,
peculado y uso ilícito de atribuciones y facultades, pero en términos llanos
puede considerarse que estos exfuncionarios e investigadores cometieron defraudaron
a la sociedad usando dinero público.
Nada más como ejemplo, se me ocurrió leer las 70
páginas del informe de gestión de José Francio al frente de este Foro Consultivo, Científico y Tecnológico de
2014 a 2018. En informe no se detalla un solo proyecto exitoso, ni se da cuenta
de cómo se gastaron los fondos, pero eso sí se mencionan decenas de reuniones y
de convenios que se realizaron con empresas, con el poder legislativo y con
instancias de los gobiernos federal y estatales y que no llevaron a nada, es
decir que se trató de un fraude.
Y menciono la palabra fraude porque esta semana el
INEGI dio a conocer la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre
Seguridad Pública (ENVIPE) 2021 que muestra una radiografía de la seguridad en
2020 y en la que destaca una reducción generalizada de los delitos cometidos en
México.
Sin embargo señala algo que ha pasado desapercibido
para a la sociedad: el segundo delito en nuestro país, después del robo es el
fraude que hasta un año antes se encontraba en el tercer sitio y ya rebasó al
delito de extorsión.
El robo representa 22.8 por ciento del total de
delitos que hay en el país con una incidencia de seis mil 899 casos por cada
100 mil habitantes (un año antes eran nueve mil 091), El fraude significa el 19.3 por ciento del
total con un aumento de cinco mil 089 a cinco mil 904 casos por 100 mil
habitantes, entre 2019 y 2020.
Hay por lo menos 12 entidades (Baja California, Baja
California Sur, Campeche, Coahuila, Colima, Chihuahua, Jalisco, Nuevo león,
Querétaro, Quintana Roo. Tlaxcala y Yucatán) en donde ya hay más fraudes que
robos.
Según la información del INEGI, el año pasado hubo
en México cinco millones 397 mil fraudes, mientras que en 2019 la cifra había
sido de cinco millones 089 mil. Si bien el INEGI no especifica fraudes como el
cometido con los dineros del Conacyt y el Foro Consultivo, Científico y
Tecnológico, sí explica que 86 por ciento de los fraudes cometidos en 2020 fue
por dos vías: 43.4 por ciento se debió a “fraudes en pago por un servicio/producto
no entregado” y 42.2 por ciento fueron “fraudes con tarjeta de crédito o débito”.
Seguramente fraudes como el de Conacyt o el de
Concanaco del que hablé hace unas semanas, y que se hicieron con dinero público
no tienen un significado cuantitativo en las cifras del Conacyt, porque no
afectan de manera directa a la ciudadanía ni a la percepción de la sociedad que
no se siente victimizada.
Sin embargo, el fraude, en general es un delito con
alta impunidad: De casi cinco millones 400 mil fraudes se denunciaron solo 292
mil 275 casos y de esos solo en 16 mil 599 expedientes se logró la recuperación
de los bienes y únicamente en 530
asuntos investigados se logró poner al delincuente a disposición de la
autoridad o se obtuvo el perdón. Si se detalla más puede señalarse que
únicamente en 376 casos de fraude se puso a disposición del Ministerio Público
al posible delincuente.
¿Y quienes cometen fraude en México? pues nada menos
que en la mayoría de los casos fueron los empresarios o los delincuentes de
cuello blanco, eso sí, en contra de millones de sus clientes o sus consumidores.
Por eso puede considerarse que el fraude en términos llanos es un delito de
cuello blanco que no se persigue.
En síntesis, México se ha convertido en un país defraudado,
en el cual uno de cada cinco delitos que se cometen es, precisamente el fraude,
como el de Conacyt.
Dice el filósofo del metro: los mexicanos defraudados,
mientras los defraudadores posan para las revistas del jet set.