El filosofo del metro dice:
Paraíso para tres,
infierno de miles
Intentan privatizar
ductos de Sanjuanico
Roberto Fuentes Vivar*
En días recientes de ha ventilado, de manera aislada, un asunto de extremada gravedad y que podría convertirse en un caso de depredación económica y social en beneficio de tres empresarios.
Se trata de la posibilidad de que el ducto de Petróleos Mexicanos que va de Venta de Carpio a San Juan Ixhuatepec pueda ser privatizado a favor de los empresarios gaseros Tomás Zaragoza, Lázaro Bello y Eduardo Ramírez, propietarios de las seis empresas distribuidoras de gas LP ubicadas en San Juan Ixhuatepec.
Este ducto fue cerrado hace dos años porque representaba un peligro para la población de los municipios de Tlalnepantla y Ecatepec que se ha asentado en los alrededores, por lo que su privatización representa un caso de ignominia por varias razones.
La primera por el simple hecho de entregar a la iniciativa privada un patrimonio por el cual todos los mexicanos a través de Pemex tuvimos que pagar hace más de 40 años, cuando se construyóEs decir que es un activo público cuya desincorporación debe ser sujeta a debate y a intervención legislativa.
En segundo lugar porque los beneficiarios, los empresarios Zaragoza, Bello y Ramírez, obtendrían este ducto de manera gratuita, pues adeudan alrededor de 300 millones de pesos a Pemex y si la paraestatal se los vende –entre comillas- sería un caso de conflicto de intereses en el que estaría involucrado el director de Petróleos Mexicanos, Jesús Reyes Heroles. Además se trata de personajes de reputación no muy ortodoxa, como en el caso de Zaragoza, que ha sido involucrado, por diversas investigaciones, en los casos de las muertas de Juárez.
En tercer lugar, lo más grave, es que nuevamente se reabriría el gasoducto, poniendo en peligro la vida de unas 250 mil personas de más de 20 colonias, en donde hay unas 30 unidades habitacionales y alrededor de 80 fraccionamientos cercanos. Incluso escuelas hay asentadas arriba de estos ductos, por lo que miles de niños estarían en riesgo.
El peligro de reabrirlos ha sido denunciado no solo por investigaciones mexicanas como las que han hecho el Poli y la UNAM que en su atlas de riesgos consideran esta zona como una bomba de tiempo, sino por organismos internacionales, como los que recomendaron el cierre de estas instalaciones en 2006.
Nada más para contextualizar, hay que recordar que en 1984, cuando el estallido en San Juanico, precisamente en esa zona, murieron unas 500 personas y miles más sufren aún las consecuencias por estar impedidos físicamente.
Si hoy se presentara una explosión como la de entonces, las víctimas ascendieran a más de 10 mil, por los asentamientos humanos que hay en los alrededores y que han hecho, por ejemplo, que Ecatepec se convierta en el municipio más poblado del país.
En síntesis se trata de una privatización hormiga, en beneficio de tres empresarios, quienes además son deudores de Pemex, y cuyas consecuencias pueden ser de alto riesgo para la zona metropolitana. Como dice el filósofo del metro: el infierno de todos tan temido, puede oler a gas.
*Comentario para Radio Educación/ 15 de febrero de 2008