El filósofo del metro dice:
Cuando alguien está enfermo
hay que curarlo, no enterrarlo
Intenta AMLO salvar a
un Pemex desahuciado
Roberto Fuentes Vivar*
Finalmente el gobierno de Andrés Manuel López
Obrador cedió a las presiones que venían ejerciendo las calificadoras y las
agencias financieras internacionales y dio a conocer entre ayer por la tarde y
hoy en la mañana el Plan de Rescate de Petróleos Mexicanos.
Las presiones arreciaron esta semana cuando Barclays
Bank presentó un estudio en el cual 70 por ciento de sus inversionistas
considera que México perderá el grado de inversión, en buena medida por culpa
de Pemex y también se agudizó cuando hace dos días en la conferencia mañanera
representantes Bloomberg y Reuters insistieron en la urgencia de conocer
detalles del plan.
Pues bien, el plan consiste, en términos muy
generales y sin entrar en detalles en que el gobierno federal dará un apoyo a
Petróleos Mexicanos por 107 mil millones de pesos (algo así como cinco mil 200
millones de dólares), entre dinero fresco e incentivos fiscales. Una parte
proviene de que el gobierno asume pasivos laborales, otra de que le quita
impuestos y una tercera de los ahorros por combate a la corrupción.
Se trata desde luego de un plan inicial que podría
decirse que para revivir a un organismo que los gobiernos anteriores dejaron
desahuciado. Hay que imaginar que se trata de un enfermo en fase terminal y está
conectado a los aparatos que le mantienen con vida.
Pero este plan inicial sí conlleva aun cambio de
receta, pues durante los años recientes, lo único que hicieron las autoridades
fue aumentar más la carga del enfermo al aumentarle la deuda, mientras que se
le seguía sangrando para sacar recursos con los cales mantener a todo el sector
público.
Es decir que durante décadas el gobierno federal y
los estatales y hasta los municipales, vivieron en buena medida del dinero que
sacaban de Petróleos Mexicanos, con el que se financiaban 40 centavos de cada
peso de ingresos presupuestarios.
Ahora sí hay un cambio de fondo, pues por primera
vez el gobierno va a apoyar a Petróleos Mexicanos para rescatar a la empresa
del marasmo en el que se encontraba. Y lo más importante, según el propio
presidente Andrés Manuel López Obrador, el secretario de Hacienda, Carlos
Ursúa, y el director de Petróleos Mexicanos, Carlos Romero Oropeza, es que este
rescate ni significa nueva deuda, sino que el dinero saldrá de las arcas del
gobierno federal.
Uno de los datos más interesantes de la conferencia
de prensa matutina es que entre 2013 y 2018, es decir en el sexenio de Enrique
Peña Nieto, se contrató nueva a un ritmo de 140 mil millones de pesos por año,
es decir un total de 890 mil millones de pesos en todo el sexenio. Pero la pregunta
que se hicieron los funcionarios actuales es ¿a dónde fue a parar ese dinero?
La respuesta generalizada es que se gastó en corrupción y mala administración.
Incluso queda la sospecha de que fue utilizado más que para apoyar a la empresa
paraestatal, para enfermarla más y ponerla al borde del estado comatoso o
agonizante.
Nada más para argumentar esta forma de enfermar a
Pemex, vale la pena comentar un dato que no se dio ni en los documentos que
repartió ayer el gobierno ni en la conferencia de prensa de esta mañana, la
Comisión Nacional de Hidrocarburos dio a conocer esta semana que en 2014 había reservas
por 60 mil millones de pies cúbicos de reservas de gas natural. Al cierre del
año pasado la cifra había bajado a 30 mil millones. En cuando a petróleo crudo
equivalente, había 42 mil millones de barriles y la cifra se redujo a 25.4 mil
millones. Es decir que en general las reservas de gas natural y de petróleo
crudo se redujeron a la mitad.
Otro de los datos que preguntaron varios reporteros
esta mañana y que no se dio en la conferencia de prensa es el las
importaciones. Al respecto el INEGI reportó que durante el año pasado las
compras petroleras al exterior sumaron 50 mil millones de dólares, mientras que
las exportaciones fueron del orden de 30 mil millones de dólares; es decir que
por cada peso que vendimos al extranjero compramos casi dos pesos de productos
petroleros.
Ante estas cifras que demuestran el catastrófico
estado de salud de Pemex, con una deuda que la agobia, una corrupción que la
sangra y un esquema que prácticamente destina a la paraestatal a mantener
números rojos, es decir pérdidas, se optó por modificar el esquema y el
gobierno salió al rescate de la empresa en vez de que fuera al revés como en
años anteriores y son contraer nueva deuda.
Desde luego el plan parece no gustarle mucho a los
especuladores y hoy comenzamos a ver cómo, desde las mesas de dinero, los
agentes que responden a la voz de sus amos, atacaron nuevamente al peso, claro
aunado al fortalecimiento del dólar en el mercado internacional.
En fin, el gobierno estaba ante una disyuntiva
salvar Pemex o prácticamente declararla en quiebra. Se decidió por la primera
opción, lo cual atenta contra muchos intereses. Como dice el filósofo del
metro: cuando alguien está enfermo hay que curarlo no enterrarlo.
*Comentario para Radio Educación/ 15 de febrero de 2019