El filósofo del metro dice:
Un pueblo con amnesia
está condenado a ser pobre
Primer informe de gobierno:
las promesas incumplidas
Roberto Fuentes Vivar*
El
próximo lunes Enrique Peña Nieto presentará su segundo informe de labores. Explicará
que ha cumplido con sus promesas. Prometió realizar las llamadas estructurales
y lo ha cumplido.
Según
la presidencia de la República son 11 las reformas promovidas en los últimos 20
meses: la Energética, la de Telecomunicaciones y Radiodifusión, la de Competencia
Económica, la Financiera, La educativa, la hacendaria, la laboral, el nuevo código
de procedimientos penales, la nueva ley de amparo, la reforma político-electoral
y la reforma en materia de transparencia.
Lo
que definitivamente no va a cumplir son las promesas de crecimiento económico,
bienestar para los mexicanos y mayor equidad que supuestamente van a ser
resultado de estas reformas.
Seguramente,
los empresarios van a aplaudir todos estos logros peñanietenses, lo mismo que
los diputados y senadores del PRI, del Partido Verde, del Panal y hasta los del
PAN.
Seguramente
también los gobernadores priistas y panistas –y porque no- también los
perredistas aplaudirán a rabiar.
Seguramente
nadie se va a acordar de que Peña Nieto prometió en su campaña un crecimiento
promedio de seis por ciento en la economía y se comprometió a hacer avanzar el PIB en 3.5 por ciento en los dos
primeros años de gobierno. Sin embargo la realidad es que la economía sólo ha
crecido en promedio 1.4 por ciento en
los seis trimestres que lleva al frente del país.
Seguramente
nadie se va a acordar de que propuso una reforma al campo, que definitivamente
se va a quedar en el congelador porque sus intereses chocan con los de la
reforma energética.
Seguramente
tampoco nadie va a recordar que Peña Nieto propuso crear la comisión nacional anticorrupción,
asunto que se ha quedado en el tintero y aún no se ha cumplido cabalmente.
Seguramente
nadie se va a acordar de las 23 propuestas que hizo Peña Nieto al asumir la
presidencia y de las cuales la mayoría no se ha cumplido totalmente.
Seguramente
nadie pondrá en duda los beneficios del Programa Nacional de Infraestructura,
el mayor de la historia con una inversión de 7.7 billones de pesos entre 2014 y
2018, aunque la mayor parte de los beneficios de las obras que se han
concesionado sean para constructoras extranjeras, lo que ocasiona la molestia
de los constructores mexicanos.
Seguramente
nadie va a mencionar que en lo que va de la administración de Peña Nieto las
desapariciones forzadas han crecido 60 por ciento, como lo señala un documento
elaborado por varias organizaciones no gubernamentales, ni que las agresiones a
periodistas sean el pan de cada día en este sexenio.
Seguramente
muchos de los asistentes al informe estarán muy pendientes de los posibles
cambios en el gabinete, pues hay por lo menos
tres secretarios de los que se rumora su salida: Enrique Martínez y Martínez de
Agricultura, quien podría regresar al poder legislativo para ocupar un alto
cargo partidista, Ildefonso Guajardo de Economía, quien buscará la candidatura
a la gubernatura de Nuevo León y Rosario Robles de Desarrollo Social quien debe
responder legalmente a muchas cuestiones derivadas de su presidencia en el
Partido de la Revolución Democrática y de su relación con el empresario argentino
Carlos Ahumada.
Seguramente
nadie va a cuestionar las leyes que promovió y promulgó a favor de Televisa, ni
las que apoyó para privatizar los recursos de la nación, ni las que propuso
para beneficiar a empresarios nacionales y extranjeros en contra del bienestar
de las grandes mayorías.
Seguramente
nadie va a cuestionar que la economía informal sea la principal fuente de
empleo de los mexicanos y que al menos 2.7 millones de connacionales estén
considerados como desempleados, es decir que no tienen ocupación ni en la
informalidad.
Seguramente
nadie, en el interior de los recintos donde Peña Nieto hable de sus logros, pondrá
en duda los logros.
Seguramente
afuera será otra cosa. Como dice el filósofo del metro: un pueblo con amnesia está
destinado a la pobreza.