El filósofo del metro dice
Lo que vale, vale
lo que no pues no
Economía mexicana
cada día vale menos
Roberto Fuentes Vivar*
Estamos viviendo una economía en la cual compramos
más de lo que vendemos, especulamos más
de lo que producimos y, para colmo, adquirimos coches de lujo y sacamos más
dinero del que podríamos deber.
Es como si en una casa, el jefe de familia, que vive
de los ingresos que le procuran sus hijos, se compra un coche de lujo o un
avión de última generación y, en coordinación con el hijo predilecto se da una
vida suntuosa, mientras que a los otros hermanos los tienen encadenados y
trabajando por míseros salarios.
La parábola se puede ver en lo siguiente: hace unos
días el INEGI confirmó que la economía mexicana creció 2.5 por ciento el año
pasado. Inmediatamente el jefe de familia, Enrique Peña Nieto, festejó que se
trata del mayor incremento del Producto Interno Bruto para un inicio de sexenio
desde el sexenio Ernesto Zedillo, superando a los dos anteriores presidentes,
Felipe Calderón y Vicente Fox.
Incluso comparó los logros de su país o familia, con
los de las casas de junto y llegó a la conclusión de que a pesar de la crisis,
crecimos más que los vecinos. Casi inmediatamente tomó su avión de lujo y se
transladó a la ciudad de México porque estaba en Tamaulipas. Desde luego, su
hijo pródigo aplaudió los avances.
Sin embargo, lo que demuestra que el resto de la
familia se encuentra prácticamente esclavizado es que el producto interno bruto
por habitante en los primeros tres años de gobierno descendió de 10,123 dólares
al tomar posesión Peña Nieto, a sólo ocho mil 722 dólares al cierre de 2015,
cantidad que es superada por todas las naciones europeas, la mayor parte de las
asiáticas y muchas de Latinoamérica. Incluso algunos países africanos tienen un
PIB per cápita mayor.
En ese mismo periodo, los especuladores, la mayor
parte empresarios y que en esta familia imaginaria representarían al hijo
mayor, sacaron del país recursos por 83 mil 84 millones de dólares, cifra
superior al de la deuda externa reconocida por el gobierno federal.
Pero ¿cómo el jefe de familia y el hermano mayor
lograron tener tal cantidad de ingresos como para poder sacar de México esa
exorbitante cantidad? pues nada menos que explotando al resto de los hermanos,
es decir a los trabajadores nacionales.
El dato concreto es que en el sector servicios –que representa
64 por ciento del total de la economía o dos de cada tres pesos que producimos
los mexicanos- el crecimiento el año pasado fue de 6.8 por ciento, más del
doble que la economía en su conjunto.
Sin embargo en los 99 conjuntos de actividades
económicas relacionadas con los Servicios Privados medidos por el INEGI, el
personal ocupado sólo creció 2.7 por ciento, mientras que las remuneraciones
totales sólo avanzaron 1.2 por ciento, es decir menos de la mitad del
crecimiento de la economía.
Aquí vale la pena mencionar un dato. Dentro de los
servicios el que tuvo mayor crecimiento el año pasado fue el sector denominado
Información en medios masivos, cuyos ingresos se incrementaron 19.3 por ciento,
casi ocho veces que la economía en su conjunto, pero el personal ocupado sólo
avanzó 2.3 por ciento, cifra menor al crecimiento de la economía y eso sin
contar con que muchos de los nuevos trabajadores son empleados de servicio
social o estudiantes a los que se paga un salario mínimo, mientras que hubo
despidos masivos en casi todos los medios, incluyendo Televisa, TV Azteca y
muchos de los llamados diarios nacionales.
Así las cosas, la economía mexicana avanzó en papel
2.5 por ciento, lo que dio un crecimiento de seis por ciento en tres años, pero
el valor de cada uno de los mexicanos descendió mil 400 dólares en promedio. En
los primeros tres años de gobierno de Enrique Peña Nieto. Como dice el filósofo
del metro: lo que vale, vale, lo que no pues no.
*Comentario para Radio Educación/viernes 26 de febrero de 2016