El filósofo del metro dice:
Y cuando despertó, la
tijera todavía estaba ahí
Recorte porque el viejo modelo
no muere y nuevo aún no nace
Roberto Fuentes Vivar*
Estamos viviendo uno de los momentos más difíciles
para la economía mexicana en años recientes, porque el nuevo modelo aún no
comienza a funcionar, mientras que el anterior todavía sigue vigente, lo que ha
ocasionado una serie de problemas graves.
Nada menos esta semana el jefe de la oficina de la
Presidencia, Alfonso Romo anunció un nuevo recorte presupuestal. El ajuste fue
confirmado por el secretario de Hacienda Carlos Urzúa y por el subsecretario
Arturo Herrera.
Incluso el presidente Andrés Manuel López Obrador ha
tocado el tema en sus conferencias mañaneras. Pero nadie ha informado de cuánto
será el monto a recortar, porque dicen que se analizan con sumo cuidado cuáles
serán las áreas afectadas.
Todas las versiones oficiales señalan que no habrá
más despidos y que se buscará que el ajuste no perjudique los programas
prioritarios. El problema es que desde antes de tomar posesión el actual
gobierno comenzaron los recortes y probablemente continúen porque el dinero que
se recauda no es suficiente.
En este sentido hay que señalar que la necesidad de
recursos se ha incrementado, sobre todo por tres razones: una, que los
compromisos financieros crecieron al cancelarse el Nuevo Aeropuerto de la
Ciudad de México. Otra que cada día son más los dineros que se utilizan para
salvar a Petróleos Mexicanos. La tercera razón es que también se ha
incrementado la urgencia de flujo de dinero para cumplir las promesas de
campaña a través de diversos programas sociales como los apoyos a la tercera edad
o Jóvenes Construyendo el Futuro.
Lamentablemente, los ingresos del sector
público no alcanzan para todo y hasta, por el contrario, han decrecido. De acuerdo
con los reportes de Hacienda, en enero la captación de ingresos fue de 448 mil
millones de pesos cifra 7.5 por ciento menor a la del año anterior. En buena
medida esto se debió a que la recaudación de Impuesto sobre la renta solo
avanzó 1.4 por ciento, pero los ingresos petroleros se redujeron 52.3 por
ciento, debido a que los gobiernos anteriores dejaron a Petróleos Mexicanos
convertido en una especie de cuerpo catatónico.
Al recibir menos ingresos de los esperados se
anuncia precisamente este nuevo recorte que oficialmente nos llevará de una
austeridad republicana a una pobreza franciscana. Existe la promesa de que no
habrá despidos y se tratará solamente de ahorros. Lamentablemente este tipo de
ahorros también influyen en la economía y se trasladan a los bolsillos de los
mexicanos, porque el gasto público, aún en salarios, es una fuente de impulso a
la economía interna.
Pero eso sí, el gobierno de Andrés Manuel López
Obrador, incurre, como lo hacían los pasados gobiernos neoliberales, en no
aumentar el déficit fiscal, sino en recortar presupuesto. Es decir que se
intenta crear un nuevo modelo económico, pero respetando al pie de la letra una
de las principales reglas del modelo neoliberal.
Precisamente por estas dificultades que experimenta
la economía en el cambio de modelo, el Banco de México, señaló esta semana que
el entorno actual sigue presentando importantes riesgos a mediano y largo
plazos que pudieran afectar las condiciones macroeconómicas del país y su
capacidad de crecimiento.
La Junta de Gobierno del Banco Central, con la más
pura ortodoxia monetarista, señaló que México debe seguir una política
monetaria prudente y firme, que es necesario que se impulse la adopción de
medidas que propicien un ambiente de confianza y certidumbre para la inversión,
una mayor productividad y que se consoliden sosteniblemente las finanzas
públicas.
Hasta el momento el tema que ha sido el pilar del
cambio de modelo que se propone es el fortalecimiento de Petróleos Mexicanos.
En este sentido quizá el rescate de Pemex no provenga directamente del
presupuesto de egresos, sino de los siete mil millones de dólares del Fondo de
Estabilización de Ingresos Presupuestarios, del cual se pagarían 280 mil
millones de pesos para pago de la deuda de la empresa.
Es muy probable que precisamente la renuncia de tres
consejeros independientes de Petróleos Mexicanos anunciada esta semana se deba
precisamente a las diferencias entre ellos y el presidente de la República que
está convencido de salvar a la paraestatal, mientras que la visión neoliberal
era enterrarla.
Pero el problema actual y coyuntural es que los
ingresos petroleros que ayudan a fortalecer las finanzas públicas y a consolidar
el gasto del gobierno, tardarán por lo menos un año en comenzar a recuperarse,
luego de que surtan efecto los programas actuales de apoyo al petróleo.
Por el momento, México se encuentra en una situación
difícil en la que el viejo modelo económico no ha muerto y el nuevo aún está
por nacer y las consecuencias las vivimos todos. Dice el filósofo del metro: y
cuando despertó, la tijera todavía estaba ahí.
*Comentario para Radio Educación/ 29 de marzo de 2019