El filósofo del metro dice:
Los defraudados, quebrados
y los pillos en la abundancia
Con el escándalo de la Libertad
hay que investigar los fraudes
Roberto Fuentes Vivar*
Con
la detención del abogado Juan Collado ha comenzado a destaparse una cloaca en
la que presuntamente estarían involucrados personajes como los expresidentes
Carlos Salinas de Gortari y Enrique Peña Nieto, a decir del empresario defraudado
Sergio Hugo Bustamante Figueroa, quien ha sido uno de los declarantes en la
investigación de la Fiscalía General de la República.
Y
uno de los nombres que está presente, como institución principal de todos estos
enjuagues la Caja de Ahorros la Libertad o Servicios Financieros Libertad,
quizá el organismo más antiguo en su tipo porque fue creado en 1960 y en años
recientes e ha convertido en la Sociedad Financiera Popular más poderosa del
país con el 36 por ciento del valor de todo el sector, membresía de 2.1 millones
de clientes y activos por 11 mil 757 millones de pesos.
Esto
no hubiera sido posible sin el apoyo de las autoridades y concretamente de la
Comisión Nacional Bancaria y de Valores. Y precisamente uno de los personajes involucrados
en toda esta trama es Jaime González Aguadé, quien fue el presidente de esa
comisión durante el gobierno de Peña Nieto y en 2014 exoneró a La Caja Libertad
de lavado de dinero para convertirse, ahora en consejero de esa institución
financiera.
Por
todo esto vale la pena analizar dos puntos: el primero, referente al papel que
han jugado los presidentes de esa institución desde su creación en 1995. El
segundo acerca de los defraudados por este tipo de instituciones.
Podría
decirse que la Comisión nació podrida, pues su primer presidente, en el sexenio
de Ernesto Zedillo, fue Eduardo Fernández García, quien fue detenido en 2003, por
la Unidad Especializada en Lavado de Dinero (UELD), por estar involucrado en la
opacidad financiera para la campaña presidencial de Vicente Fox. este personaje
supuestamente recibió 100 millones de pesos para limpiar las posibles operaciones con recursos de
procedencia ilícita en las elecciones del año 2000. Su abogado fue nada menos
que Juan Collado.
El
segundo presidente fue Jonathan Davis Arzac, quien encubrió muchos de los
fraudes que se trasladaron como deudas al Fobaproa, y dejó que prescribieran
más de 421 presuntos delitos bancarios. Además se negó a entregar información
sobre el famoso PemexGate, que involucraba al líder petrolero, Carlos Romero Deschamps,
cuyo abogado ha sido Juan Collado.
El
tercero fue Roberto del Cueto Legaspi, quien duró poco tiempo porque se fue al
Banco de México. El cuarto fue Guillermo
Babatz, quien justificó el escándalo de HSBC, al no denunciar penalmente a
funcionarios del banco inglés. Según el la Comisión y sus empleados solo
recurrieron a faltas administrativas. Además solapó el caso del chino Zhenly Ye
Gon, aquel del coopelas o cuello. Es decir que Jonhatan Davis parecía hacer caso
a la frase del escritor Armando Ramírez, fallecido ayer, que tanto es tantito.
A él lo sustituyó Jaime González Aguadé, quien
duró casi todo el sexenio pasado y en 2014 eximió a la Sociedad Financiera Popular
(Sofipo) Libertad Servicios Financieros de los señalamientos de lavado de
dinero, cuando esta Sociedad financiera era de los hermanos Francisco Javier y
Óscar Rodríguez Borgio y se presentó el caso de Oceanografía. González Aguadé
renunció para incorporarse a la campaña de José Antonio Meade a la pesidencia
de la República el año pasado.
Posteriormente
hubo otros dos directores que duraron menos de un año hasta que llegó el
actual, Adalberto Palma, quien ojalá modifique la política de esta comisión que
se dedicó a exonerar a los defraudadores y a desproteger a los defraudados.
Hay
casos muy conocidos como el de Ficrea conocidos como el de Ficrea, cuyo
propietario, para evadir un juicio, hace unos días desde Estados Unidos,
ofreció entregar 131 inmuebles y más de un millón de dólares. También están los
de Sefise, Coofia, y hasta el más reciente de Proyecto Coincidir, que afectó a
33 mil 175 clientes.
Es
prácticamente imposible conocer el número de personas que han sido defraudadas
por las sociedades financieras popular, como las cajas de ahorro o sofipos o
por las Sociedades Financieras de Objeto Múltiple No reguladas (Sofomes).
Hace
cuatro años, durante un foro en el Senado se concluyó que se desconoce el
número de afectados por fraudes debido a que la Comisión Nacional Bancaria y de
Valores no cuenta con un censo confiable y no sabe lo que está pasando, pero se
calculó que el monto defraudado podría superar los 25 mil millones de pesos,
por parte de dos mil financieras defraudadoras.
Nada
más en Oaxaca, en donde existe un Frente Único de Ahorradores Defraudados, se
calcula que hay 400 mil personas afectadas y se han detectado 83 instituciones
financieras que han abusado de sus clientes.
Ahora con todo el escándalo de Collado
y la Libertad, sería deseable que Adalberto Palma, extreme la vigilancia en las
Sofipos y Sofomes y retome el caso de los defraudados, porque como dice el
filósofo del metro: los defraudados, quebrados, y los pillos en la abundancia.
*Comentario para Radio Educación/ 12 de julio e 2019