El filósofo del metro dice:
A ganancias de pocos
Indignación de muchos
Saquearon al país en el
primer trimestre de 2017
Roberto Fuentes Vivar*
Esta semana ya se dieron a conocer casi todos los
datos referentes a cómo se comportó la economía mexicana durante el primer
trimestre del año. Y hay muchas cosas que comentar para despertar suspicacias o
para levantar la indignación de los mexicanos.
En primer lugar, parece ser que ya se consolidó el
nuevo INEGI, es decir una institución que maquilla las cifras para presentar a México maravilloso que se desea en Los
Pinos. En este sentido, el instituto dio a conocer que el Producto Interno
Bruto creció entre enero y marzo 2.8 por ciento, cifra que sorprendió hasta a
los analistas más optimistas y fieles al modelo económico, pues nadie esperaba
un avance de tal magnitud.
Pero quizá lo más sobresaliente es que ha comenzado
a presentarse un fenómeno que pocas se había visto en el país y que tal vez sea
inédito o comparable con lo que sucedía
en México cuando se llamaba Nueva España.
Resulta que por un lado, los pobres están trayendo
divisas, mientras que por otra puerta los ricos las sacan. Es como si en una
casa el hijo más trabajador busca colocarse como albañil en una obra fuera de
la ciudad y mensualmente envía el dinero que gana para engrosar las finanzas
familiares. Pero por el otro lado, el hermano más rico utiliza ese dinero para sacarlo
de la casa y engrosar su cuenta de banco, aunque la casa se esté cayendo a
pedazos.
Esto es lo que sucedió precisamente en nuestro país
en este inicio de año y que ya se ha convertido en una tendencia desde que
comenzó el sexenio de Enrique Peña Nieto. Si se analiza a detalle el informe
del Banco de México sobre el estado de la cuenta corriente de la balanza de
pagos país, es decir el reporte de lo que entró de dinero a México a través de
remesas, exportaciones inversión extranjera y lo que salió por diversas vías,
puede observarse que hay una fuga de divisas que puede considerarse la de mayor
magnitud en la historia contemporánea.
Concretamente en el informe de ayer y de acuerdo con
una información publicada en La Jornada, se señala que en los tres primeros
meses del año, ciudadanos mexicanos transfirieron a cuentas bancarias del
extranjero nada menos que 14 mil 348.6
millones de dólares, es decir casi 200 millones de dólares por cada día hábil.
En ese mismo lapso, ingresaron por remesas seis mil
640 millones de dólares y otros cinco mil 449 millones de dólares llegaron a
México por las exportaciones petroleras. Es decir que entre estas dos fuentes
de ingreso de divisas, remesas y venta de petróleo entraron al país 12 mil 089
millones de dólares, cifra menor a la que salió por concepto de depósitos en
cuentas bancarias en el extranjero.
Esto significa, retomando la parábola de una
familia, que el dinero que el hermano
rico depósito en cuentas particulares no sólo incluyó el dinero que envío el
hermano más pobre (las remesas), sino también el dinero que ingresó por la
principal fuente de actividad del jefe de familia, las exportaciones
petroleras.
Y todo este dinero que aparece como envío de
mexicanos al exterior para depositarlo en bancos extranjeros, fue en beneficio
de menos de 300 mil ricos que detentan el poder económico nacional.
Precisamente sobre este tema, la nota principal de
la Jornada señala que los recursos transferidos por mexicanos a cuentas
bancarias en el extranjero desde el inicio de la actual administración federal
y hasta marzo pasado superan ya el saldo de la deuda externa del sector
público.
Pero, otro de los factores negativos que pueden
observarse en el comportamiento durante el primer trimestre del año, y que
resulta preocupante para la salud económica del país, es que los empresarios
(ya como empresas y no como particulares como en el caso de la fuga de
capitales) se han dedicado a comprar en el exterior mercancías que sólo sirven
para enriquecerse personalmente y que en nada benefician al país.
Concretamente, de acuerdo con el informe de la
balanza comercial que elabora el INEGI, la importación de bienes de consumo –chocolates,
coches, alimentos que no necesitan ninguna transformación en el mercado
interno- sumaron 13 mil 057 millones de dólares, nuevamente una cifra superior
a la que ingreso a México por concepto de remesas y exportaciones petroleras.
En palabras coloquiales, lo que ocurrió en el primer
trimestre de 2017 es que la fuga de capitales fue de tal magnitud que prácticamente
esfumó los recursos que ingresaron por remesas y exportaciones petroleras. Dice
el filósofo del metro: a ganancia de pocos, indignación de muchos.
*Comentario para Radio Educación/26 de mayo de 2017