De lo que un cinturón
solo quedó el agujero
Los gurús de Hacienda no dan una
Roberto Fuentes Vivar*
Finalmente ya llegó el recorte de todos tan temido,
pues el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, anunció esta mañana desde Palacio
Nacional una ajuste de 124 mil millones de pesos en el gasto público para este
año.
El recorte incluye la cancelación o postergación de
proyectos que se consideraban prioritarios como los ferrocarriles
México-Querétaro y el Transpeninsular, por lo que del programa de tres sólo quedó
el de México-Toluca, asignado por cierto a la empresa de un ilustre mexiquense,
Carlos Hank Rhon.
Otros programas afectados son, los de las paraestatales
Petróleos Mexicanos y Comisión Federal de Electricidad, a las que se les
recortarán 62 mil y 10 mil millones de pesos, además de que se afectarán
programas como el del apagón analógico y los apoyos a adultos mayores.
En términos generales el ajuste equivale a 0.7 por
ciento del Producto Interno Bruto, e inmediatamente actores de la economía como
el Consejo Coordinador Empresarial aplaudieron la medida e instaron a Videgaray
a buscar fórmulas para contrarrestar el deterioro económico que puede ocasionar
el recorte.
Pero de esto se va a hablar mucho en los próximos días,
por lo que quizá vale la pena utilizar este espacio para hablar del mal papel
que han hecho las autoridades hacendarias desde que tomó posesión Enrique Peña
Nieto.
De hecho, la brújula de la secretaría de Hacienda ha
estado mal enfocada desde hace casi tres años. El primer periodo anual de Peña
Nieto, cuando aún no se presentaban problemas como la baja internacional de los
precios del crudo, estuvo marcado por un subejercicio en el gasto público, el
cual ocasionó que se presentaran incluso diferencias entre la iniciativa
privada y el gobierno que no se veían desde hace casi cuatro décadas.
El segundo año, 2014, tuvo como característica que fue
un periodo de inestabilidad, con una desaceleración en la economía y un marcado
freno al mercado interno, además de que los gurús de Hacienda tuvieron que
ajustar a la baja las proyecciones de crecimiento, pues se esperaba un avance
de 3.9 por ciento y la cifra oficial que se dará dentro de unos días,
seguramente no será muy superior al dos por ciento.
Y este 2015 será el año del recorte, porque los
analistas de Luis Videgaray fueron incapaces de anteponer la realidad a sus
deseos, a pesar de que todo apuntaba a una tragedia económica por la caída de
los precios del crudo, desde hace varios meses.
Desde el punto de vista económico, el recorte era una
necesidad impostergable, pero desde el punto de vista político, por el momento
en que se anunció, puede decirse que tiene al menos dos vertientes que pueden
ser interesantes.
Una es que, tras el anuncio, el caso Ayotzinapa pasa a
un segundo o tercer sitio (si se toma en cuenta también el escándalo por el
estallido de una pipa de gas en Cuajimalpa), lo que permite al gobierno federal
endurecer sus acciones en contra de los disidentes y que muchas de las
arbitrariedades que se cometan pasen desapercibidas mediáticamente.
De hecho, el anuncio del recorte hecho precisamente
hoy, parece ser una apuesta del gobierno federal, para que el caso Aytotzinapa
se acerque cada más al cierre y al olvido, que es lo que desean las autoridades.
Otra vertiente que podría suceder es que en las próximas
elecciones, con el recorte y el desencanto hacia el gobierno de Peña Nieto,
aumente el abstencionismo, lo que significaría un nuevo triunfo del PRI, que
con su voto duro tiene las mayores posibilidades de convertirse en el ganador
de la contienda electoral de junio.
Para futuro: hay varios puntos que deben vigilarse en
los próximos meses. Primero, estar pendientes de todo lo que sucede en el caso Ayotzinapa,
antes de que, como el gobierno pretende, se borre de la lista de asuntos
mediáticos importantes.
Otro es que es muy probable que muchas de las obras
canceladas puedan ahora, ante el recorte, sean hechas por la iniciativa privada
con concesiones o licitaciones a modo para favorecer a algunos grupos
empresariales.
En síntesis, el recorte es una muy mala noticia para
los mexicanos. Lamentablemente ya estamos acostumbrados. Como dice el filósofo
del metro: del cinturón solo quedan los agujeros.
*Comentario para Radio Educación/ 30 de enero de 2015